Investigadores del departamento de Matemática Aplicada II de la Universidad de Sevilla (US) han publicado, en una revista especializada de ámbito internacional, un trabajo en el que analizan, desde el punto de vista de la Teoría de Juegos, la composición del Congreso de los Diputados. En este sentido, plantean dos propuestas de reforma y proponen que, con la población actual, el Congreso de los Diputados esté formado por 360 diputados, con un mínimo de un diputado por provincia.
Los profesores Julio R. Fernández García, Inés Gallego Sánchez y Andrés Jiménez Losada han analizado la distribución de escaños entre las provincias, modificando el tamaño del Congreso de los Diputados y considerando diferentes mínimos iniciales de escaños por provincia, según informa la institución académica en un comunicado en el que recuerda que el artículo 68 de la Constitución de 1978 establece que el número de diputados debe estar comprendido entre 300 y 400.
Así pues, las dos propuestas planteadas serían posibles sin necesidad de una reforma constitucional. De este modo, los autores sostienen que reduciendo a un escaño el mínimo asignado a cada provincia disminuyen los desequilibrios actualmente existentes; es decir, con un mínimo de un diputado por provincia cualquier composición de la Cámara Baja entre 300 y 400 diputados mejora la situación actual.
En su trabajo, descartan una ampliación a 400 diputados y sugieren incluso una reducción a 300 diputados para tiempos de crisis. Con carácter general formulan dos propuestas de modificación del artículo 162 de le Ley Orgánica del Régimen Electoral General. Ambas incluyen la adopción de la regla de raíz cúbica de la población de derecho para fijar el número máximo de diputados de la Cámara Baja.
Con la población actual, la composición de la cámara sería de 360 diputados, pudiendo aumentar o disminuir en un futuro en función de la evolución de la población española, pero respetando siempre la franja entre 300 y 400 diputados establecida en la Constitución.
La primera propuesta establece, además, un mínimo provincial igual para todas las provincias de un diputado y la segunda propuesta un número inicial de diputados distinto pero proporcional a la población.
Los autores introducen en su trabajo el concepto de 'poder de un elector' y utilizan dos indicadores para caracterizarlo: el primero es el cociente entre el índice de poder de Banzhaf y la población de cada circunscripción; y el segundo es el cociente entre el índice poder de Shapley-Shubik y la población. Para cada uno de estos indicadores se calculan las desviaciones estándar. Así, cuanto menores sean estas desviaciones, mejor es el reparto de escaños. Con ambos índices se han obtenido los mismos resultados.
Finalmente, los investigadores se decantan por la adopción de la primera propuesta, con 360 diputados y un mínimo inicial de un diputado por provincia. Con ella, una vez hecha la asignación de escaños, cada circunscripción, exceptuando Ceuta y Melilla, tendría al menos dos escaños. Las provincias de tamaño medio (Alicante, Cádiz, Málaga, Murcia, Sevilla, Valencia y Vizcaya) mantendrían o aumentarían ligeramente el número de diputados, y las de mayor tamaño (Barcelona y Madrid) tendrían el incremento más significativo.