Muchas gracias mascarilla, por haber cubierto nuestras mejillas,
porque aunque ahora solo te usen una mijilla, has evitado muchas pastillas
dentro de esas medidas triples, nos ayudaste hasta con la gripe
fuiste de nuestra pandemia un salvavidas, aunque ya nadie en un chino te pida.
Hoy te veo tirada en el suelo, tú que siempre te enganchabas en el pelo
has dejado orejas afectadas, por una gomilla muy apretada.
Para más de un feo, has supuesto menos cachondeo
y algún que otro asmático se quejaba, que por tu culpa se asfixiaba
sin saber que con llevarla cada día, de una posible muerte le protegía.
Las había de distintos colores y tamaños y algunos que la reutilizaban durante años
había quien se la ponía como un babero, sin taparse de la nariz sus agujeros.
¡Qué agobio de mascarilla, me voy a quitar esta pesadilla!
En ese momento un policía o un conocido pasaba y justo cuando la tenía abajo con el dedo nos señalaba,
se llevaban en supermercados, cines, teatros y bancos y hay quien por bajarla y fumar iba tres veces al estanco,
se podía dejar cuando estabas comiendo, y así nos saltamos mil dietas con tal de quitarla un momento.
Ya te han dado la patada, ya todos la tienen quitada
así siguen llegando las olas, en ferias, comuniones y bodas
han sido muy rápidos en no prohibirlas a diario, sabiendo que somos muy insolidarios
ahora todo es alergia y resfriado, pero los test de farmacia dicen que te has contagiado.
Los niños si que nos dieron lecciones, esos si tuvieron un par de...
A nosotros ya no nos asusta ni la guerra, ni la pandemia, ni las muertes, ¿tan poco nos queremos para jugar tanto con la suerte?
Vaya desde aquí mi homenaje a la mascarilla, al cubre boca o hasta a la toquilla
porque gracias a ella, al lavado de manos, al gel y a la distancia de seguridad, estamos vivos aún y que se lo digan si no a los familiares de los que ya no están.