Durante la mañana, la actividad fue igualmente frenética. A primera hora, la naviera y aseguradora del buque mantuvieron un encuentro de trabajo en el que presentaron el plan de reflotamiento a la Capitanía Marítima.
Hacia las 12.00 horas, buzos pertenecientes a la empresa Trabajos Subacuáticos del Estrecho SL, contratados por Capitanía Marítima, se sumergieron en los aledaños del barco para observar si había daños en el casco y para colaborar con la instalación del cableado que serviría para amarrar el buque.
Una vez que comenzó a subir la marea, entre las 13.00 y las 14.00 horas comenzaron las operaciones de rescate efectuadas por el Luz de Mar. Con el cable ya fijado, el barco encendió las máquinas. Durante todo este proceso, en un par de ocasiones se acercó la embarcación de los prácticos para supervisar las actividades.
El barco apenas se movía durante la acción del remolcador. Al parecer, su casco está ligeramente escorado hacia la derecha, mirando desde la orilla, y la intención era sacarlo de popa para llevarlo lejos de la playa. De repente, a las 14.58 horas se escuchó un fuerte ruido que hizo reaccionar a todos los que allí se encontraban. Un fusible del cable de acero con el que estaba atado el barco se rompió, y parte del cabo quedó flotando en el mar cerca de la popa del buque.
En ese momento, el Luz de Mar, el remolcador más potente que opera en el área del Estrecho con una potencia de 10.000 caballos de vapor, estaba tirando a una intensidad del 95 por ciento.
La embarcación de Salvamento Marítimo se aproximó entonces al barco para recoger los restos del cabo. Probablemente trataban de evitar que se enredase con las hélices del carguero.
La pleamar estaba en plenitud y se prolongó durante media hora más, pero ya resultó imposible continuar las tareas de rescate. La imagen de los buzos acercándose a la orilla, cerca de donde estaban dispuestos todos los efectivos de seguridad y medios de comunicación, fue una señal inequívoca de que no iba a haber una segunda inmersión. El fracaso de la operación se había consumado.
Nueva tentativa
Hoy, a partir de las 15.13 horas, se espera que comience la pleamar, y con ello una nueva tentativa de rescate, que consistirá en colocar el barco con la proa mirando hacia el mar previo reparto de los pesos de las aguas de lastre de los dobles fondos del buque. La propuesta partió de la empresa holandesa Svitzer, contratada por el armador, y surgió durante la reunión que mantuvieron las partes implicadas -Capitanía Marítima, naviera y aseguradora-, ayer tarde.
Durante toda la jornada del jueves, la afluencia de personas que querían hacer fotos y acercarse al buque fue constante. Vecinos del lugar aseveraban que durante la tarde del día 28, cientos de personas se congregaban a la altura de la urbanización Botavara.
Por la mañana, comenzaron a llegar nuevos curiosos. La Policía Local estableció un perímetro de seguridad.
De igual modo, otro coche patrulla del cuerpo municipal se situó a la entrada de la urbanización Botavara para impedir el paso a los vehículos que no estuviesen autorizados.
Riesgo Añadido
El diputado nacional del Partido Popular, José Ignacio Landaluce, declaró que cada minuto que pasa y el carguero Rhea sigue embarrancado en la arena de la playa del Rinconcillo es un “riesgo añadido” que puede transformarse “en un incidente de importancia en nuestras aguas y nuestras costas”.
Para el PP “lo principal no es quién va a pagar las consecuencias, sino sacar inmediatamente el buque de la playa y llevarlo a lugar seguro”, al tiempo que apuntó que el barco “da síntomas ya de escorarse”. Landaluce indicó que personas del entorno marítimo le han indicado que “podría estar planteándose la posibilidad de tener que dragar bajo el casco para poder sacarlo de la arena”.
El diputado aconsejó que se ponga en marcha un operativo “que debe tener la calificación de emergencia, antes de que el Rhea se convierta en un elemento mas del paisaje”.
El alcalde, Tomás Herrera, acompañado por varios concejales y el coordinador de la Administración General del Estado en el Campo de Gibraltar, José Andrés Hoyo, acudieron a la zona del varamiento para observar las actuaciones de rescate.