Dicen que ser aficionado del Málaga es asumir que cuando todo parece que no puede ir peor, se repiten los males. Continúan las decepciones, que ya son perpetuas, con otra derrota, la cuarta en cinco partidos. El Alcoraz se le quedó grande al Málaga, incapaz de generar ocasiones que de verdad asusten al rival, que hizo lo que tuvo que hacer con lo mínimo. Desquició a unos jugadores que no sabían por qué puerta entrar. El ‘Cuco’ Ziganda le ganó la partida a un Pablo Guede que ya no sabe qué teclas tocar, pianista ciego, pese a tener una plantilla que debe dar más de sí. Tocará otra semana de crispación y lamentaciones.
Con la sensación de canguelo, como traumado por aquel errático comienzo en La Rosaleda que acabó en un 0-2 en seis minutos, el Málaga salió parapetado y el Huesca, en cinco minutos, merodeó con la meta de Reina, que sacó una clarísima en el ecuador de la primera parte. Agazapado, inmerso en las inseguridades de un equipo cuyo entrenador se la juega cada vez más, el Málaga sacó la cabeza cuando N’Diaye se consolidó como perro de presa y protector de sus centrales y Aleix Febas hizo de locomotora.
El catalán es el principal hilo conector con el ataque y con la ilusión del malaguismo. Un contraataque del diez (sin acierto en el último pase) fue lo más reseñable de los blanquiazules en 45 minutos que fueron de menos a más con un mediocre Fran Villalba como falso extremo, dicho sea de paso.
En la reanudación, el Málaga volvió a ser el dueño del balón, tuvo las riendas, pero con esa forma de atacar tan ‘light’ no se generaron ocasiones serias. Malas decisiones o tomadas demasiado tarde. Además, el Huesca, bien ordenado atrás, acumulaba jugadores por medio para obstruir.
Estaba el partido estancado y en una acción que partía desde la banda, allí donde el Málaga está ni se le espera, los locales sacaron tajada y vino el gol de Juan Carlos Real con un disparo desde fuera (1-0, minuto 70). No quedaba otra que agitar el árbol y entraron Jozabed y Haitam, que parece increíble que no hubiera tenido minutos hasta esta jornada cinco. El extremo, encarador y con calidad y desborde, es lo que el Málaga necesitaba ante tanto embotellamiento por dentro. En un par de balones enseñó cartas diferentes.
Pero con el resultado en contra y el equipo aragonés echado en su área, la impotencia fue inevitable. El Málaga son piezas que en conjunto no funcionan. Y eso que Guede metió a los buenos en el once. Luego audió a su plan Hervías y Chavarría para buscar la remontada. Metió hasta a Víctor Olmo por si encontraba algo como carrilero. ¡Nada de eso funcionó! Es el día de la marmota. Y así hasta el final, sin ni siquiera rozar el empate en una acción aislada.
Este equipo es ese que se diluye y se gripa, con un líder al que le quedan cada vez menos argumentos para convencer y convencerse a sí mismo de que es capaz de levantar esto. En Tenerife, una final se aproxima.
FICHA TÉCNICA
Huesca: Andrés Fernández; Andrei, Blasco, Timor, Florian; Hashimoto (Sielva, 62), Soko (Valentín, 62’), Tomeo, Mateu; Escriche (Kanté, 77’) y Carlos Kevin (J.C. Real 62’).
Málaga: Manolo Reina, Jiménez (Olmo, 88’), Juande (Hervías, 82’), Escassi, Juanfran (Chavarría, 82’); N’Diaye, Febas, Gallar (Jozabed, 72’), Villalba (Haitam, 71’); Fran Sol y Rubén Castro.
Goles: 0-1 min. 67 Juan Carlos Real
Árbitro: Gálvez Rascón. Amarillas a Pablo Tomeo del Huesca y a Escassi y N’Diaye del Málaga CF.
Incidencias: Partido de la jornada 5 de LaLiga Smartbank disputado en El Alcoraz.
