Faltan todavía dos años para que se inicie formalmente el periodo de elección de la ciudad española que será declarada capital cultural europea de 2031 y la lista –en la que ya se encontraban Jerez y Granada- va incorporando nuevas aspirantes.
Gijón, Burgos o Toledo son algunas de esas otras ciudades en las que también se trabaja ya de cara a la consecución de ese mismo objetivo.
Y es probable que en estos dos años surjan nuevas propuestas. León y Cáceres son otras dos capitales españolas de indudable interés cultural en las que también se han esbozado propuestas con idéntico propósito.
Jerez empezó a mostrar su voluntad de optar a la capitalidad cultural europea en 2019, coincidiendo con el inicio del segundo mandato de Mamen Sánchez.
Desde entonces, el Gobierno local ha admitido en más de una ocasión que, con independencia de que se consiga o no el objetivo final, lo verdaderamente importante es poner a la ciudad en el punto de partida, mejorando infraestructuras y recursos culturales.
De momento, se ha conseguido el respaldo de la práctica totalidad de los agentes sociales, económicos y culturales, de la Diputación de Cádiz e incluso de un buen número de municipios de la provincia.
Se antoja imprescindible –y más aún cuando restan apenas ocho meses para las elecciones municipales- el respaldo unánime del Pleno, un paso necesario que despejaría cualquier tipo de duda acerca del devenir futuro del proyecto, que debe quedar al margen de eventuales vaivenes políticos.
Parece que se está trabajando en ello y que uno de los objetivos del Gobierno local pasa precisamente por garantizar un apoyo cerrado a la iniciativa incluso antes de que termine el presente ejercicio y todo se empiece a mirar en clave electoral.
Existe moderado optimismo acerca de la consecución de ese objetivo a pesar del último cruce de declaraciones entre el PP y el propio Gobierno local.
Más apoyo institucional
Claro que se necesita algo más. El teniente de alcaldesa de Dinamización Cultural y Patrimonio Histórico, Francisco Camas, entiende que la provincia “debe hacerse protagonista de un evento de estas características”, que debe ser considerado más allá del ámbito local porque “beneficia a todos”.
Camas admite en este sentido que el Ayuntamiento no puede hacerlo “todo solo” y que por eso se precisa de la implicación del resto de administraciones públicas, en lo que parece un llamamiento a la Diputación Provincial y a la Junta.
En este sentido, existe cierto convencimiento de que a Andalucía ya le toca que una de sus ciudades sea reconocida como capital cultural.
Mientras tanto, Jerez sigue haciendo sus deberes. “Nos encontramos todavía en los previos obligados, que hasta ahora han consistido en la redacción de un plan estratégico de cultura, que ya está hecho y presentado y que es un requisito previo fundamental antes de elaborar el proyecto completo de la candidatura. A partir de ahí tenemos que desarrollarlo e invertir”, apostilla Francisco Camas.
Si todo transcurre según lo previsto, cuando en 2025 se inicie el periodo de elección de la capital cultural europea de 2031, Jerez tendrá ya en funcionamiento un activo de la importancia del Museo del Flamenco de Andalucía, que junto al Centro de Interpretación de Lola Flores y al centro cultural dedicado a esta misma artista convertirán a la plaza Belén en un indudable polo de atracción turística.
Para entonces habrán culminado también las rehabilitaciones previstas en edificios todavía abandonados en este mismo enclave del centro histórico, que presentará un aspecto renovado gracias a las actuaciones que están ya en fase de ejecución o a punto de iniciarse, y que apuestan por una reducción del tráfico de vehículos particulares.
En el Ayuntamiento se trabaja desde el convencimiento de que Jerez puede ser declarada ciudad europea de la cultura en base a sus grandes señas de identidad (vino, flamenco y caballos) y que a partir de ahí todo suma, incluidos aquellos activos que todavía no han sido suficientemente rentabilizados, como el yacimiento arqueológico de Asta Regia, en el que se están dando pasos que nunca antes se habían dado.
Existe una consigna clara. Jerez no debe acomplejarse ante la presencia en la relación de aspirantes de ciudades de indudable atractivo cultural, entre otras cosas porque se parte de la base de que la elección no premia a aquellas capitales ya consolidadas, sino que tiene como objetivo dar “un empujoncito” a ciudades que, teniendo potencial, precisan de un impulso definitivo para subir ese último peldaño que hasta ahora se les ha resistido.
