La Junta de Andalucía ha adjudicado a la empresa Rehabitec las obras de recuperación y restauración de las murallas y torres del Cerro de San Cristóbal y los vestigios de la al-Mudayna por un importe de 926.616,33 euros, de modo que una vez finalizadas ofrecerán nuevos espacios visitables a los usuarios.
Así consta en la resolución suscrita por el delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte, José Vélez, a la que ha tenido acceso Europa Press, con la que se insta a la formalización del contrato, de modo que la adjudicataria contará con un año para realizar los trabajos una vez comiencen las obras.
La "actuación urgente" que se pretende desarrollar para recuperar esta parte del antiguo arrabal dentro del BIC de la Alcazaba, contempla la intervención sobre los restos dispersos de la al-Mudayna o ciudadela que se encuentran "en grave peligro de ser destruidos" puesto que "nunca han sido bien documentados ni caracterizados", según recoge el proyecto de actuación.
El objetivo principal pasa por recuperar la muralla del Cerro de San Cristóbal, hacer accesible y visitable parte de su adarve y consolidar los restos del recinto de la al-Mudayna, para lo que se ha previsto una actuación individualizada en cada una de las nueve torres del recinto y en los lienzos de muralla así como en los vestigios de otras siete torres y lienzos de la al-Mudayna.
La recuperación tanto de las murallas de San Cristóbal y de los vestigios de la al-Mudayna van a posibilitar la visita cultural libre, excepto en la subida al adarve entre las torres C-1 y C-5, que será con entrada controlada, con aforos limitados que van desde las ocho personas en el caso de la torre C-2 a las 22 personas en la terraza de la C-1.
El adarve, que tiene una superficie útil de 259 metros cuadrados, podrá contar con "un aforo máximo simultáneo de unas 65 personas, con independencia de las personas que puedan estar en cada torre", según las estimaciones del redactor del proyecto.
En el recinto de entrada se instalarán, debajo del tramo largo de la escalera, una cabina para el conserje y un pequeño almacén. En los 18,5 metros cuadrados restantes se pueden colocar paneles explicativos de las fortificaciones del Cerro de San Cristóbal, con objeto de facilitar la comprensión de la visita.
La actuación realiza un análisis de partida de cada una de las torres, sus adarves y sus murallas desde su salida en La Alcazaba hasta la calle Antonio Vico, donde se identifica el lienzo más transformado de toda la muralla con tres niveles distintos sin posibilidad de acceso entre ellos.
De otro lado, se hace una minuciosa descripción de las torres de la al-Mudayna, desde la primera situada junto al camino que sube del Barranco de las Bolas, que presenta algunos derrumbes en el lienzo anexo y un entorno degradado y "lleno de basura", hasta la séptima de ellas, que se ubica en el punto más elevado y más occidental de todas las torres conservadas de la al-Mudayna, en la zona de la Fuentecica.
La actuación en las murallas diferencia así dos tipos de actuaciones: unas para las que están conformadas por tapia calicostrada, que constituyen la mayoritaria de ellas, y otra para las de mampostería, ya que cada cual presenta distintos tipos de patología y precisa distintos tratamientos. Los vestigios de la al-Mudayna también cuentan con un tratamiento diferente al tratarse de tapias distintas.
Así, en las torres y murallas calicostradas, afectadas fundamentalmente por el agua, se proponen distintos tratamientos para corregir y prevenir daños posteriores sobre las tapias, para las que incluso se estima la posibilidad de introducir una técnica "innovadora" basada en la "bioconsolidación bacteriana".
Las torres de mampostería, con materiales pétreos --fundamentalmente caliza sin deterioros aparentes--, se encuentran en las cuatro torres redondeadas y en el interior del Postigo de San Cristóbal. En el Postigo se ha identificado una zona de época taifa "realizada con lajas de calcarenita, bastante blanda y porosa".
"Esta piedra se degrada con facilidad produciéndose importantes pérdidas de materia, así como roturas de los sillares. En la zona extramuros, reformada posiblemente en época cristiana, se usó otra piedra caliza más resistente, que no presenta problemas de conservación", describe el proyecto que detalla la aparición de grietas y huecos inadecuados sobre los que habrá que aplicar tratamiento.
Esta técnica, que ha sido probada a modo "experimental" en la Alhambra con "buenos resultados", consiste en aplicar con spray un producto nutritivo para "generar la mineralización de carbonatos inducidos por bacterias ureolíticas autóctonas del propio medio a tratar, en este caso, la tapia".
El conocimiento histórico de la zona de la al-Mudayna se muestra aún "bastante limitado" en parte por su "pésimo" estado de conservación, de modo que debido "a lo exiguo de los restos conservados" y a la ausencia de elementos orgánicos no ha sido posible realizar pruebas de datación por Carbono 14, toda vez que en cuatro de las torres no se conserva el interior de las tapias.
"Es indispensable una intervención arqueológica de apoyo a la restauración que permita aflorar las partes que permanecen soterradas y descubrir el perímetro de estas torres y la longitud de los vestigios de lienzos, antes de su consolidación arquitectónica", estima el proyecto, que interesa investigar si el cuerpo bajo de dichas torres "podía ser macizo, relleno de tierra y solo tendría cara hacia el exterior, conformada por la citada costra exterior conservada".
El proyecto reserva además una intervención diferenciada para la zona de el adarve ante su "mal estado", especialmente en la parte escalonada y su escalera de acceso, que data de 1960.