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La Junta quiso rehabilitar las viviendas que están en peligro

Las casas tienen una antigüedad de más de medio siglo y nunca han sido reparadas

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  • El techo del bloque número 6 de la calle Mediterráneo han tenido que ser apuntalados por el riesgo de derrumbe. -
  • Los moradores dicen estar intranquilos ante el riesgo de nuevos desprendimientos
La Junta de Andalucía, a través de su Oficina de Rehabilitación de Viviendas Saladillo-Piñera, gestionó la posibilidad de rehabilitar las viviendas cuyos techos están  ahora están en riesgo inminente de derrumbe en La Piñera, según denunciaba ayer el concejal delegado de Vivienda, Julio Martínez Fírvida.

En concreto, fuentes de la Administración autonómica manifestaron que, “en el año 2008, la Oficina de Rehabilitación de Viviendas realizó un trabajo de campo, con la intención de acometer un programa de rehabilitación singular, exterior e interior, de estas edificaciones”. No obstante, en aquel momento, “las comunidades de propietarios no mostraron interés por rehabilitarlas”.

En cualquier caso, este diario realizó ayer un recorrido por las viviendas, que se encuentran situadas en uno de los márgenes de la calle Andalucía, que según Martínez Fírvida,  “en total presentaban serias deficiencias 48”. Sin embargo, cuando hablaba de “ocho en grave riesgo de derrumbarse”, según ha podido constatar este diario, se refería, no a viviendas individuales, sino a bloques. Son los situados en el número 6 de la calle Atlántico; en los números 3, 4, 6, 10 y 12 de la calle Mediterráneo y en el número 4 de la calle Cantábrico, que tienen una antigüedad superior al medio siglo “sin que hayan sido objeto de labores de rehabilitación”, en base a lo que  manifiestan sus moradores.

Desprendimientos

Según pudo constatar esta redacción, muchos de estos bloques tienen torretas en los tejados, que en algunos casos han tenido que ser apuntaladas, en el interior de las escaleras, porque las vigas amenazan con desprenderse. Tal es el caso del bloque de viviendas situado en el número 6 de la calle Mediterráneo. Además, las casas situadas en el segundo piso (los últimos) también están seriamente afectadas por desprendimientos. 

Donde se produjo hace alrededor de un mes un derrumbe fue en el hueco de la escalera del bloque número 3 de la calle Mediterráneo. Según aseguró la vecina que vive en una de las casas de la planta baja, Josefa Pérez Ramírez, “tuvimos la suerte de que el derrumbe del techo se produjo cuando todos dormíamos y no hubo que lamentar desgracias personales”.

Pero el deterioro del edificio también se deja sentir en la vivienda de Josefa Pérez, “porque se puede tocar el agua que se desprende de las paredes, que están todas llenas de humedad”.

Un caso similar es el edificio del número 10 de la misma calle en cuya planta baja reside Isabel Serrano. Esta mujer ha tenido que decidirse por rehabilitar su vivienda, a pesar de sus escasos recursos económicos de jubilada, “y hemos tenido que poner baldosas de gres de hasta metro y medio de altura en algunas habitaciones, para que no traspase la humedad”. Sin embargo, “hemos tenido que decidir que mi hija no duerma en su dormitorio, porque está lleno de humedad”.

Otra vecina del segundo piso  de este bloque, Yuli Buhta Mohamed, manifestó que el techo de su vivienda se desplomó “con la suerte de que mi marido y yo no estábamos aquí”. Por ello, “lo hemos reparado, pero ha vuelto a aparecer la humedad y el riesgo de desprendimientos”.

  La misma situación se reproduce en el segundo piso del número 6 de la calle Atlántico,  y en el número 4 de la calle Cantábrico, donde su propietario también se vio obligado a rehabilitar el interior de su vivienda. Sin embargo, con las lluvias caídas en los últimos meses, las goteras se desprenden de los techos de su cocina y su dormitorio.Todas estas personas preparan la documentación para presentarla a la Junta para la rehabilitación.

A estos casos hay que sumar el del José Jiménez Flores, del segundo piso del número 7 de la calle Andalucía, que tuvo que abandonar el pasado domingo su casa, porque se desprendió el techo de su salón casi sobre sus cabezas.

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