Los diplodocidos, grandes dinosaurios herbívoros con largos cuellos y colas, podrían haber sido capaces de mover sus colas como látigos a velocidades de hasta 33 metros por segundo (más de 100 kilómetros por hora), según un estudio de modelado publicado en la revista 'Scientific Reports'.
Sin embargo, estos resultados contradicen los de un estudio anterior, que proponía que una hipotética estructura unida al extremo de la cola de un diplodocido -similar a un penacho en el extremo de un látigo- podría moverse más rápido que la velocidad del sonido (340 metros por segundo) y crear un pequeño estampido supersónico.
El investigadores de la Escuela NOVA de Ciencia y Tecnología. en Portugal, y el Politécnico de Milán (Italia) Simone Conti y sus colegas simularon los movimientos de la cola de los diplodocidos utilizando un modelo basado en cinco especímenes fósiles de diplodocidos.
El modelo de cola mide más de 12 metros de largo, pesa 1.446 kilogramos y consta de 82 cilindros -que representan vértebras- unidos a una base ósea de cadera inamovible. Cuando la base de la cola se mueve en arco, genera un movimiento en forma de látigo con una velocidad máxima de 33 metros por segundo, más de diez veces inferior a la velocidad del sonido en el aire normal y demasiado lenta para crear un estampido supersónico.
Los autores probaron si su modelo de cola sería capaz de soportar la tensión de moverse lo suficientemente rápido como para crear un estampido supersónico. Comprobaron que la delgada cola en forma de látigo no podía moverse a una velocidad máxima de 340 metros por segundo sin romperse.
Los autores evaluaron entonces si la adición de tres estructuras hipotéticas diferentes de un metro de longitud -que imitaban el extremo de un látigo- al extremo de la cola modelo podría permitirle desplazarse a la velocidad del sonido sin romperse.
La primera estructura constaba de tres segmentos de piel y queratina, la segunda de filamentos trenzados de queratina y la tercera de una estructura en forma de mayal compuesta de tejidos blandos. Ninguna de las estructuras fue capaz de soportar la tensión de moverse a 340 metros por segundo sin que se rompiera la cola.
En conjunto, los resultados sugieren que las colas de los diplodocidos quizá no podían moverse lo bastante rápido como para crear un pequeño estampido supersónico. Sin embargo, los autores especulan con la posibilidad de que los diplodocidos pudieran mover sus colas lo bastante rápido como para utilizarlas como armas defensivas o para combatir a otros diplodocidos.