El derbi que merece un espectador neutral y el que sufre el prójimo. El Málaga aguantó el chaparrón nazarí, luchó, volvió a sufrir, se agarró a la fe y creyó en la victoria con una maravilla de Rubén Castro que luego igualó Callejón y se queda a tres puntos de la salvación. Fue un ambiente bonito y un aura diferente en La Rosaleda, con un dato pobre de asistencia (12.191) y con gran afluencia de la afición granadina, con muchas gargantas activadas.
Fue un partido que empezó mucho antes con un duelo sano de cánticos. Miles de nazaríes poblaron un estadio desangelado por la lluvia, aunque consciente de la importancia de salir vivo ante un Granada que falló dos clarísimas en la primera veintena. Uzuni las tuvo en sus botas, mientras el Málaga se encomendaba a la verticalidad de Issa Fomba y la visión de Febas en tres cuartos de campo.
Las oportunidades que desperdiciaba el Granada estaban fuera de toda lógica. El Málaga estaba sobreviviendo a un equipo con Carlos Neva y Callejón haciendo mucho daño en el flanco izquierdo hasta que tuvo la primera clara en el minuto 25. El tiro de Febas fue demasiado blando y el equipo, muy impreciso y sin encontrar conexión con un Rubén Castro visiblemente contrariado.
Pero el destino le debía una, él le debía una a esta afición y enseñó un truco inédito. Un golazo por la escuadra desde la frontal, que entró con tanta belleza que debió valer por dos y que significó el 1-0 en el minuto 37. Delirio y explosión en el graderío. Fue el tanto de la liberación para él, al que lo comía ya la ansiedad de área. Un chispazo de talento que prendió a sus compañeros y se metió sexta marcha, se empezó a acertar en los pases, a tener la seguridad de un equipo que debe hacer de su casa un fortín si quiere la permanencia.
Tras el descanso, Mel reajustó el dibujo y pasó de jugar con tres centrales y carrileros a volver a la defensa de cuatro, ya con Javi Jiménez y Ramalho en los laterales y dejando en el banquillo a Hervías y Luis Muñoz. N’Diaye se juntó con Genaro para apuntalar la zona media.
Estaba manteniéndose seguro el equipo, pero los errores asomaban de vez en cuando. Y ahí estaban Uzuni y Jorge Molina con la caña. El Granada acechaba, se creaban espacios y el partido se transformó un cruce de golpes donde ganó el Granada. Porque llegó el empate en el 62’ con un zarpazo de Callejón (1-1), que la cruzó con la zurda e igualó las fuerzas.
En el 82’ llegó la jugada clave que pudo decantar el partido: un penalti a Loren que el árbitro señaló, fue a ver a la pantalla y rectificó. A su juicio, más piscinazo y caída forzada que contacto de pena máxima. No hubo felicidad bajo la lluvia. Y tocó sufrir: el larguero evitó un golazo de Callejón de falta en el 90'. La Rosaleda respiró y se quedó con un un poco de hambre por lo que pudo haber sido y no fue: tres puntos de oro.
Ficha técnica:
1 - Málaga: Rubén Yáñez; Ramalho (Loren, m.72), Esteban Burgos, Escassi; Hervías (Javi Jiménez, m.46), Genaro, Luis Muñoz (Ndiaye, m.46), Issa Fomba (Dani Lorenzo, m.63), Febas; Fran Villalba y Rubén Castro (Chavarría, m.85).
1 - Granada: Raúl Fernández; Ricard (Quini, m.64), Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Neva; Melendo (Bryan, m.64), Meseguer, Petrovic, Callejón (Arezo, m.91); Unzuni (Soro, m.91) y Jorge Molina (Perea, m.72).
Goles: 1-0, M.37: Rubén Castro. 1-1, M.62: Callejón.
Árbitro: Gálvez Rascón (Comité Madrileño). Mostró tarjetas amarillas a los locales Manolo Reina (m.83), Loren (m.84) y Ndiaye (m.90), y a los visitantes Ricard Sánchez (m.10) y Víctor Meseguer (m.76).
Incidencias: Partido correspondiente a la decimonovena jornada de LaLiga SmartBank disputado en el estadio de La Rosaleda ante 12.200 espectadores.