Así lo ha señalado el director general de Tráfico, Pere Navarro, quien presentó ayer el dispositivo especial de Semana Santa, con el que se intentará “consolidar” la cifra de 46 muertos de 2009, que fue un año, según la DGT, “anormalmente bueno” pues se redujo la mortalidad en más del 54% respecto de periodos anteriores.
En la Semana Santa del año pasado se produjo una media diaria de casi cinco personas muertas en las carreteras, una cifra que se aleja de las doce contabilizadas en 2003.
La operación de este año se desarrollará en dos fases: la primera de ellas arrancará a las tres de la tarde de hoy y concluirá el domingo 28 de marzo a medianoche, mientras que la segunda, más importante que la anterior por el volumen de desplazamientos, comenzará el miércoles 31 de marzo y terminará el lunes 5 de abril.
Tráfico advierte de que el día que finaliza la operación es festivo en las Comunidades de Baleares, Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra y País Vasco, y que además es día no lectivo para escolares y universitarios, por lo que se prevé que también se produzcan numerosos desplazamientos que se sumarán a los de un día laborable cualquiera.
Además del incremento de la presencia policial, se paralizarán las obras que afecten a las calzadas, como es habitual, se restringirá la circulación de camiones con mercancías peligrosas y se instalarán carriles reversibles adicionales que, según el subdirector de Tráfico Federico Fernández, supondría en kilómetros un carril alternativo “desde Almería a La Coruña”.
Navarro ha pedido a los conductores que eviten las horas más desfavorables –entre las 14.00 y las 20.00 horas se produjeron el 42% de los accidentes mortales en 2009–, que planifiquen el viaje, que no consuman bebidas alcohólicas y que hagan uso del cinturón de seguridad también en los asientos traseros, ya que el 23% de los fallecidos de 2009 no lo llevaban puesto.
También ha recordado que más del 30% de los accidentes tienen relación con el exceso de velocidad, y ha asegurado que “más vale priorizar la seguridad” que satisfacer las protestas que, a través de internet, piden la ampliación de la velocidad máxima hasta 140 kilómetros por hora.
En este sentido, Navarro se ha referido a un estudio que asegura que un incremento del 5% en la velocidad media supondría un 10% de aumento en la siniestralidad en las carreteras, y ha advertido de que “la velocidad es un tema que no está interiorizado como factor de riesgo”.
El responsable de Tráfico ha hecho hincapié en esta idea al explicar que “Dinamarca hizo un experimento subiendo la velocidad y se cumplió a rajatabla lo que apuntaba el informe”.