Rosendo Rivero es presidente del parque energético de Cepsa en San Roque desde el verano de 2022. Precisamente en San Roque comenzó su carrera a principios de los 2000, pero la mayor parte de ella la desarrolló al frente de la refinería de Tenerife, su lugar de origen. Ahora afronta el reto de capitanear en el municipio campogibraltareño la transición energética de la compañía a través de su parte en el ambicioso proyecto del Valle del Hidrógeno Verde.
¿Cómo afronta el desafío de tamaño proyecto en su etapa inicial al frente de Cepsa en San Roque?
–Lo afronto con mucha ilusión y con mucha responsabilidad. Cepsa se encuentra ante un momento de gran arrojo, de gran reto. Lejos de ser un impedimento para la transición energética, queremos ser parte de ella, queremos ser un actor relevante porque es una inquietud social. Todos nuestros discursos actuales son en pos de la circularidad de la economía y de reducir nuestra huella.
¿Ante qué necesidad del mercado nace esta idea?
–Nosotros tenemos una apuesta de cómo pensamos que va a ser y cómo va a evolucionar el sector de los transportes en los próximos años. En el sector utilitarios, apostamos por la electrificación; en el transporte terrestre pesado, por la pila de combustible de hidrógeno; en la aviación, se va a ir por el biocombustible, del que somos proveedor de referencia a nivel España con importantes acuerdos con aerolíneas como Iberia; y en el transporte marítimo se llevará a cabo una evolución paulatina hacia combustibles relacionados con el hidrógeno verde. Al tratarse de buques de gran tonelaje, se tratará más bien de moléculas derivadas, como el amoniaco o el metanol verde. También queremos hacer verdes nuestros propios procesos de fabricación y reducir nuestra huella por dos caminos. Por un lado, al ir desplazando la materia prima fósil por materia prima de residuos o renovable, vegetal, e incorporar el hidrógeno verde a los procesos. En plantas como las nuestras llevamos utilizando hidrógeno verde muchísimos años. Estos procesos se encuentran hoy de moda pero existen desde hace mas de 50 años y estamos acostumbrados a utilizarlos. Lo que va a cambiar es el origen. A partir de ahora, tendrá un origen renovable, en contraposición a los orígenes actuales fósiles.
¿En qué va a beneficiar a la zona, así como a Andalucía y a la estrategia energética española?
–El proyecto nace de que somos conscientes de que la sociedad tiene necesidades cambiantes. Y somos responsables de dar esas soluciones y de ser un motor importante económico para la región en particular y para el país. Estamos plenamente convencidos de que Andalucía en particular y España en general van a ser una superpotencia en el nuevo marco energético global, porque contamos con una ubicación estratégica muy ventajosa. El Campo de Gibraltar tiene una comunicación marítima de primer nivel y cuenta con herramientas para toda esa generación renovable necesaria para alimentar estos nuevos procesos verdes: tenemos una materia prima meteorológica fantástica, muchísimas horas de sol, condiciones de viento muy favorables, posibilidades de desarrollo fantásticas...
¿Y cuáles son sus objetivos más inmediatos dentro de este plan en San Roque?
–Dentro de la ruta del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, el conseguir en los parques energéticos de San Roque y Huelva una capacidad instalada de generación de hidrógeno verde de dos gigavatios, con lo cual se trata de una apuesta muy ambiciosa. En San Roque, dada su gran proyección marítima, esa conexión con el puerto de Rotterdam tiene todo el sentido. En suma, que la parte sur del continente europeo, la que tiene mejor materia prima renovable para la producción de hidrógeno verde, se conecte con la parte norte y pueda actuar de suministrador.
A nivel laboral y formativo, ¿cómo afectará el proyecto a la zona?
–Nosotros a día de hoy somos ya un motor económico bastante importante. Al margen de los alrededor de 1.300 empleos directos que tiene el conglomerado de Cepsa en San Roque, en inducidos e indirectos multiplicamos ese ratio por tres. Durante la construcción de estos parques fotovoltaicos, al margen de la posterior construcción de las plantas de hidrógeno verde, se prevén puntas de empleos simulares a las que albergamos actualmente en la planta. Se va a requerir, igualmente, una recualificación en el plano educativo de las personas llamadas a ocupar esos puestos de trabajo. Las necesidades van a surgir sobre la marcha y las actualizaciones van a ser muy frecuentes. Hace cinco años, no nos planteamos unas necesidades tan fehacientes de formación en hidrógeno verde, y ahora florecen ofertas de productos de posgrado. Además, las entidades locales, como la Cámara de Comercio, están pujando para que haya formación profesional que cubra esas necesidades industriales.
¿Cómo van a obtener ese hidrógeno verde?
–Para obtener de hidrógeno verde hay que tener electricidad verde. El hidrógeno es un componente del agua y sale del agua. Para hacer el proceso al revés de lo natural, tenemos que aplicar energía en forma de electricidad. Para obtenerla y que el hidrógeno sea verde, hay que hacer una serie de inversiones para contar con parques fotovoltaicos y eólicos. Tenemos las declaraciones de impacto ambiental de dos parques que suman medio gigavatio en San Roque y Jimena, cuyas obras como muy tarde deberían empezar en el primer trimestre de 2024. Ese medio gigavatio equivale a la energía necesaria para surtir a unos 160.000 hogares, y ahorra unas emisiones al ambiente de 250.000 toneladas al año de CO2.
Pero necesitan mucha agua... En un marco de sequía, ¿cómo esperan conseguirla?
–Esperamos tener, a finales de este mismo año, una planta integrada en nuestro parque energético para disminuir en un 20% nuestro propio consumo de agua. Lo que sale por el emisario de las plantas residuales lo vamos a reacondicionar para que sirva para el proceso industrial. En cualquier caso, con nuestra propia gestión operativa, llevamos tres años seguidos reduciendo entre 5 y 10% de consumo por año. Y el año pasado, firmamos un acuerdo con Arcgisa para suministrarnos enteramente de agua recuperada que se va a generar en la nueva planta de Los Barrios, que por las noticias que nos llegan en tres años estará lista. De ese modo, contaremos con una circularidad completa en la gestión del agua, acondicionada por osmosis o filtración, obteniendo de nuevo agua con pureza suficiente para obtener hidrógeno verde.