Leterme presentó la dimisión de todo su equipo el pasado jueves, tras la retirada, por sorpresa, de los socios liberales flamencos (Open VLD) de la coalición de cinco partidos que ha gobernado en Bélgica desde noviembre.
El origen de la crisis es la incapacidad de los dirigentes políticos de las dos comunidades del país, flamencos y francófonos, para ponerse de acuerdo sobre el estatuto lingüístico de las poblaciones situadas en la periferia de la capital, Bruselas.
El rey Alberto II había mantenido desde la jornada del pasado jueves en suspenso la dimisión de Leterme, pero ayer el monarca terminó por aceptarla, lo que indicaría, según todos los observadores, que el bloqueo político es total.
Este fin de semana, mientras mantenía en suspenso su decisión, el rey de Bélgica había encargado al líder de los liberales francófonos (MR), Didier Reynders, que tratara de facilitar la vuelta a las negociaciones en la disputa en torno al distrito de Bruselas-Halle-Vilvoorde (BHV).
Reynders acudió a Palacio ayer y, tras informar al rey de sus gestiones, solicitó ser liberado de la misión, según la agencia Belga. Por la tarde, Alberto II recibió a Leterme y le comunicó su decisión de aceptar la renuncia.