The Guardian, tradicionalmente laborista, y The Times, que había apoyado a esa formación desde 2001, dejan esta vez en la estacada a la formación gobernante al respaldar, en sus respectivos editoriales, al Partido Liberal Demócrata de Nick Clegg y al Conservador de David Cameron.
La decisión de The Times, cabecera de referencia del imperio de Rupert Murdoch, resulta menos sorprendente por su tradición derechista y porque sólo apoyó a los laboristas, por primera vez, a partir del segundo mandato de Tony Blair –y supuestamente después de un pacto– pero la iniciativa de The Guardian asombrará a sus propios lectores.
La razón del cambio de este rotativo de centro-izquierda es, según explica, que el partido que lidera Clegg “ofrece al pueblo británico una oportunidad enorme, la de reformar el sistema electoral”, y la de superar “las viejas políticas agotadas”.
El sistema electoral británico no permite que se reflejen de manera fiel en la formación del Parlamento las preferencias de los votantes, beneficiando a los grandes partidos (el Laborista y el Conservador), y este diario considera que los liberal demócratas son los únicos que estarían realmente dispuestos a cambiarlo.
“La representación proporcional, aunque no es una panacea, daría por fin a este país algo de lo que ha carecido durante mucho tiempo: un Parlamento que sea un espejo real de esta nación plural, no una distorsión bipartidista y cada vez menos representativa”, afirma.
Sin embargo, el “entusiástico” apoyo de The Guardian a Clegg, a quien además entrevista en la edición de ayer, no es incondicional: toma la decisión sabiendo que “no todas las consecuencias son predecibles y que algunas deberían ser evitadas (en alusión a un Parlamento sin mayoría absoluta)”, y lo hace “con importantes reservas y frustraciones”.
A su vez, The Times, que apoyó a los conservadores por última vez hace 18 años (en 1997 secundó a los euroescépticos), ve a los liberal demócratas inmaduros y considera a los tories la única alternativa viable, tras demostrar su líder “fortaleza, juicio y carácter para dirigir el país a un futuro más sano y fuerte”.
Según argumenta, hay que elegir entre la opción laborista de un país inseguro con un Estado cada vez mayor u otro que vela por los necesitados, pero “libera” a la gente del aparato estatal para que pueda florecer en sus negocios y familias.