Para hacerse idea del vuelco que se ha producido en menos de un lustro, un dato: en todo 2005 no llegó a 400 el número de extracomunitarios que se acogieron al Programa de Retorno Voluntario, puesto en marcha hace siete años y sin ninguna relación con el plan de retorno para extranjeros en paro (permite capitalizar en sus países natales el subsidio por desempleo).
Debido a la crisis, que golpea con mayor dureza a la población inmigrante, entre otras razones, porque carece de la red de apoyo familiar que tienen los autóctonos, muchos ecuatorianos se acercan cada día a la asociación Rumiñahui en busca de información para salir del país (con una actual tasa de paro ligeramente superior al 20%), afirma a Efe su portavoz, Raúl Jiménez.
Junto a los argentinos y bolivianos, los ciudadanos ecuatorianos encabezan las nacionalidades que a lo largo del presente año se han ido de España
En los últimos meses –explica– ha habido un “importante aumento de personas que tienen idea de regresar porque viven una situación de extrema vulnerabilidad: sin trabajo, sin prestación por desempleo, sin ingresos, están casi en la calle”.
Buscan cualquier fórmula para regresar, aunque a veces “les frena el que ya no pueden volver a España en unos años”.
Para beneficiarse de este plan –financiado por el ministerio de Trabajo e Inmigración–, el extranjero firma la declaración de voluntariedad de la decisión de retorno, aceptando el compromiso de no volver a España en 3 años, plazo necesario para tener constancia de que la reintegración no ha funcionado.