La compañía anunció ayer que la enorme estructura de cemento y acero de más de 12 metros de altura no había logrado transportar el petróleo tras almacenarlo en su interior debido a la formación de cristales de agua y gas en la zona superior de la caja.
La compañía había planeado trasladar el crudo desde esa caja contenedora hacia un barco petrolero en la superficie mediante una tubería instalada en la parte superior en forma de cúpula de la estructura rectangular.
BP, operadora de una plataforma que explotó el 20 de abril y se hundió dos días después, confiaba en que la caja recogiera hasta el 85 por ciento del crudo que fluye ahora libremente a las aguas del Golfo de México con el consiguiente impacto económico y ecológico.
Las estimaciones oficiales calculan que el derrame ronda los 800.000 litros diarios, más de 5.000 barriles de crudo.
Doug Suttles, director general de operaciones de BP, explicó hoy en declaraciones a los medios que la empresa considera ahora instalar una caja más pequeña sobre la principal fuga de crudo a unos 1.600 metros de profundidad.
La empresa cree que esa nueva estructura sería menos vulnerable ya que contendría menos agua.
BP había advertido esta semana de que el principal riesgo era que el agua que entra en la caja se congelara y taponara el conducto de salida debido a las bajas temperaturas que se registran en las profundidades marinas.