Un informe de Andalucía Acoge cuantifica en 44 los asentamientos vinculados al sector agrícola en la Comarca de Níjar (Almería), más del 70 por ciento del total identificados en la provincia, con un censo medio de 1.200 trabajadores, en algunos casos familias con niños, que viven en una "extrema exclusión".
Lo atribuye, sobre todo, a que siete de cada diez están en situación administrativa irregular, pero también a que las dificultades para lograr el empadronamiento "genera injusticias", ya que solo un 26,9 por ciento lo posee, la mayoría "pagando por él o en otros municipios".
El informe acerca de las consecuencias de la discriminación en los asentamientos de Níjar con datos de 2022 señala que la situación, que se recrudece en el caso de las mujeres, deriva de que el acceso a los derechos "más básicos está siendo dificultado o imposibilitado" para las personas migrantes "que se ven forzadas a vivir en los asentamientos" porque, al carecer de documentación se encuentran "sin posibilidad de acceder a soluciones residenciales adecuadas".
Indica que, a finales de 2022, existían cuatro asentamientos de infraviviendas en La Mojonera, dos en Almería capital, nueve en El Ejido y 44 en Níjar, donde se encuentran más del 70% de los mismos y refleja que el dato de foto fija a abril del pasado año sitúa los habitantes en "unas 3.537 personas, de las cuales 3.038 eran hombres y mujeres eran 499, mientras que 83 era menores".
Matiza el informe que el número de personas fluctúa a lo largo del año ya que durante los picos de mayor necesidad de mano de obra en las campañas agrícolas aumenta significativamente el número de personas, pero cifra el número medio en Níjar en alrededor de 1.200 personas.
Andalucía Acoge detalla que, de las personas que participaron en las entrevistas, el 21,3 por ciento llevaban menos de seis meses en el asentamiento, pero la "mayoría" llevan "el tiempo suficiente para que se les considere vecinos" y, por encima de los cuatro años, corren riesgo de que su situación de "extrema exclusión se cronifique".
El informe, que hace un análisis más cualitativo que cuantitativo, refleja que el 92,7 por ciento de las personas residen solas en los asentamientos, "con una baja socialización que da lugar a un aumento significativo de problemas derivados de salud mental" y advierte de que, si bien la presencia de menores no es "muy numerosa", sí es que es "constante" y, por tanto, de "extrema sensibilidad" debido a las condiciones de "salubridad y pobreza extrema".
Entre los entrevistados, destaca que seis de cada diez personas tienen estudios, un dato que desciende a dos de cada diez en el caso de las mujeres, lo que es "uno más de los condicionantes para que ellas puedan salir de la situación en la que se encuentran, y no sean víctimas de abusos y engaños".
El empadronamiento habría sido imposible para un 92 por ciento de las personas residentes en los asentamientos de Níjar, según Andalucía Acoge que remarca que es la "puerta de entrada" al acceso a servicios sociales y públicos básicos como el agua, la electricidad, los saneamientos o el transporte público, lo que les obliga "en una muestra de deshumanización" a "sobrevivir en estas condiciones". Los datos recabados apunta a que nueve de cada diez disponen de tarjeta sanitaria.
En el informe se recoge que La mayoría de las personas regularizadas (77,8%) se encuentran trabajando, frente al 75% que lo hacen estando sin la documentación necesaria y se concreta que, pese a que el trabajo principal es el del campo, "también hay algunas mujeres en un contexto de prostitución en los propios asentamientos, e incluso, alternándolo con el trabajo en el campo". "En algunos casos excepcionales trabajan en otras ocupaciones como hostelería", puntualiza.
Pone el foco, asimismo, en la necesidad de "trabajar la vecindad" para acabar con los guetos, "que no sólo son físicos, sino que se nutren de graves problemas de socialización" ya que, a la pregunta sobre la dificultad que tenían para relacionarse con personas de fuera del asentamiento sólo un 13,3 por ciento señaló que no tenía dificultad.
Andalucía Acoge también investiga indicadores de trata y detecta que un 27,3% decían que sólo recibían una parte del dinero que trabajaban, la otra parte se la quedaba el manijero, la pareja, la persona con la que tenía la deuda mientras que un 18,2% manifestaba que directamente no recibía nada del dinero y un 54,5% de las personas manifestaron que sólo ellas eran quienes recibían el dinero que ganaban.
Precisa que, de las personas con las que se habló en esta investigación, un 75% presentaban indicios de ser posibles víctimas de trata con fines de explotación sexual y un 25% de explotación laboral ya que algunas de las mujeres que fueron entrevistadas "además de la explotación sexual eran víctimas de la explotación laboral ya que lo compaginaban con el trabajo en invernaderos".
"La irregularidad documental, ausencia de lazos sociales, empleo precario e infravivienda se combinan para ir arrinconando sus opciones y facilitar que las redes de trata acaben el proceso de exclusión captándolas con fines de explotación sexual habitualmente o laboral de forma más extraordinaria", señala para aludir a que se han documentado "incluso estructuras construidas en los asentamientos por las propias redes como lugar de explotación sexual de estas mujeres".
La brecha entre hombres y mujeres se evidencia, según se recoge en el informe, en dos elementos básicos para el acceso a servicios como son el empadronamiento, que solo tienen un 12,8% frente a un 30 por ciento de hombres y la tarjeta sanitaria de la que solo un 79% de mujeres disponen frente al 92,4% de los hombres.
Tras el análisis, Andalucía acoge indica que se desprende que las mujeres que malviven en los asentamientos "son consideradas un mero objeto sexual, sin voz, sin libertad, condicionadas por una figura patriarcal que las maneja a su antojo, reforzada esta idea por el perfil que presentan: barrera idiomática, la situación administrativa irregular y el bajo nivel educativo, son el caldo de cultivo perfecto para ser manipuladas".
El informe fija la mirada, por último, en los jóvenes extutelados por la Junta de Andalucía y constata que en los asentamientos de Almería "no sólo se pueden encontrar jóvenes extutelados que hayan salido de los centros de protección de la provincia, sino que hay jóvenes que han llegado de
otras provincias, comunidades o ciudades autónomas, buscando una oportunidad de trabajo en los
invernaderos".
"Los jóvenes que acaban en los asentamientos se encuentran en una extrema vulnerabilidad, en
absoluta situación de calle, viéndose obligados a ocupar una infravivienda y expuestos a todo tipo de extorsiones (incluidas las redes de tráfico de drogas y prostitución), con un deterioro físico y emocional que en algunos casos llega a dificultar mucho poder rescatarlos de la calle. Vivir en esta situación extrema es muy duro para cualquier persona, pero cuando aún eres adolescente, las
consecuencias se hacen rápidamente palpables", concluye.