A punta de pistola y en tan sólo 15 minutos, el grupo de delincuentes ejecutó una operación que había preparado al dedillo y que se desarrolló en una de las calles más exclusivas de París, en la que tienen también sus boutiques modistos como Gucci o casas de subastas como Artcurial.
Tiendas de “ultra lujo”, como se define en su página de internet el establecimiento atracado, cuyo fundador, el estadounidense Harry Winston, sostenía que, “si pudiera, incrustaría los diamantes directamente en la piel de la mujer”.
En esa tienda es donde el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, le compró el anillo de pedida a Bruni.