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Miércoles 13/11/2024
 
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Cádiz

Bellas rusas y príncipes en apuros, ganchos de los nuevos timos

Bellezas rusas que buscan amistad y amor para siempre de un ?macho? español, y príncipes nigerianos que piden dinero para recuperar su fortuna embargada por el Estado ?opresor? son los ganchos de algunos de los nuevos timos que circulan por la red, cuyos autores han aguzado el ingenio con la crisis.

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  • En la fotografía, un ertzaintza, en la investigación de un caso de estafa a través de internet. -
Bellezas rusas que buscan amistad y amor para siempre de un “macho” español, y príncipes nigerianos que piden dinero para recuperar su fortuna embargada por el Estado “opresor” son los ganchos de algunos de los nuevos timos que circulan por la red, cuyos autores han aguzado el ingenio con la crisis económica.

Ésta es una de las conclusiones de los investigadores de delitos informáticos de la Policía vasca, que constatan a diario que los estafadores de la red logran cada vez mayores botines y convierten estos timos en su modo de vida.

Con una persona que pique en su anzuelo, los autores de las estafas por internet pueden llevarse entre 3.000 y 100.000 euros, según si la víctima es un particular o una empresa, explica a Efe el responsable de la Sección Central de Delitos en Tecnología de la Información de la Ertzaintza.

Los delitos informáticos han crecido de manera exponencial de forma paralela al incremento de internautas y sus autores ya no son piratas informáticos que buscan burlar sistemas complejos, sino particulares o bandas que persiguen dinero fácil, explica este experto.

Las estafas que circulan en la red son muy variopintas. Las hay “rocambolescas” e “inverosímiles” como las que reclaman dinero para ayudar a un príncipe nigeriano al que el Estado le ha embargado su fortuna.

Pero otras tienen detrás un trabajo muy fino, como por ejemplo las que venden coches por un precio de ganga bajo la excusa de que su dueño, un inglés, ha vuelto a su país y no se hace con el volante a la izquierda.

En este caso, la compra del vehículo se realiza a través de una supuesta empresa de transportes que teóricamente ofrece una gran seguridad al interesado ya que permite seguir a través de una web el rastro del vehículo desde que sale de Inglaterra en un ferry hasta que llega a la frontera de España con Francia, donde empiezan los problemas monetarios.

Aunque el comprador no debería desembolsar un solo euro hasta recibir y probar durante dos días el lujoso coche, si cae en la trampa acaba pagando esas supuestas tasas aduaneras pero nunca recibirá su vehículo.

La persecución del estafador no es “fácil” porque los delitos se producen en un campo “local” y los delincuentes juegan en un ámbito “internacional”, donde se hace necesaria la colaboración con otras policías para dar con ellos.

Por número de delitos, los que más se denuncian son los que tienen como meta conseguir dinero fácil mediante la obtención de datos bancarios (phishing), así como estafas de compra-venta y alquileres falsos, explica el responsable de la Ertzaintza.

Detrás de estos delitos puede estar “prácticamente cualquiera que tenga mala fe, acceso a un ordenador y a internet”, porque para estafar a otras personas no se requieren unos conocimientos amplios de informática, indica el responsable de la Ertzaintza.

Para evitar caer en este tipo de engaños es fundamental usar el sentido común –explica este experto–, desconfiar de las “gangas” y no creer que es cierto todo lo que se ofrece en internet.

Este último consejo es extensible a los correos que circulan en la red enviados por supuestas mujeres de origen ruso, las cuales encandilan a sus víctimas con su belleza física y les hacen creer que son el hombre “español, macho” que buscan “para una amistad y amor para siempre”.

Quienes pican y contestan al mail, suelen cruzarse varios correos con las supuestas mujeres, que les acaban pidiendo dinero para pagar el billete que les lleve a España.

El problema es que cuando reciben el dinero, escriben para lamentarse de que su padre está enfermo y reclaman más ayuda para operarle. Aunque parezca mentira “hay gente que se lo da”, constata.

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