Según informó la página electrónica de La Tercera, la petición fue enviada ayer a la Santa Sede y anticipó que el juicio canónico podría demorar mínimo seis meses
Fuentes eclesiásticas consideran que el Vaticano deberá determinar si ese juicio se lleva adelante en Roma o si el tribunal se constituye en el país.
Las fuentes sostienen que el cardenal tomó esta decisión por la gravedad de los antecedentes recibidos en la investigación administrativa que llevó adelante el promotor de justicia del caso, sacerdote Fermín Donoso.
La investigación que se inició en 2005 se había dejado “en suspenso” por el cardenal, a la espera de nuevos antecedentes.
Fernando Karadina, de 80 años y de gran prestigio en la Iglesia como formador de religiosos, incluidos cinco obispos, fue acusado por al menos cuatro antiguos feligreses de haber cometido abusos hace un par de décadas, mientras era párroco del Sagrado Corazón de El Bosque, en un pudiente sector de la capital chilena.
El caso de Karadima ha llegado también a los tribunales de la Justicia ordinaria tras la presentación de algunas denuncias, aunque fuentes del caso dijeron que algunos delitos podrían estar prescritos, debido al tiempo transcurrido.
Dos de los denunciantes revelaron hace unas semanas detalles de sus casos a un diario estadounidense, al que dijeron que cuando eran adolescentes, el sacerdote denunciado los besaba en la boca y les tocaba los genitales.
De acuerdo con fuentes ligadas a la defensa de Karadima, un juicio canónico es un escenario favorable para ellos, puesto que la etapa de prueba de juicio es más prolongada y permite ejercer una defensa más completa y con conocimiento de los cargos.
La decisión de enviar el caso a Roma se produce tras el viaje del cardenal Errazúriz a la Santa Sede, y pese a que inicialmente se esperaba que tomara una determinación en los últimos días de junio.
Por otra parte, el papa Benedicto XVI recibió ayer a los obispos de la Conferencia Episcopal de Brasil, a los que pidió que fomenten los momentos y lugares de fe y oración entre una ciudadanía a veces “agitada, ruidosa y que se olvida de Dios”.
El encuentro del Pontífice con los obispos brasileños se enmarca, según informó ayer la Santa Sede, dentro de la visita Ad Limina Apostolorum que los prelados suramericanos realizaron en los últimos días.
“El mandato santo que recibisteis os lleva además a ser promotores y animadores de la oración en la ciudad del hombre, a veces agitada, ruidosa y que se olvida de Dios”, dijo Benedicto XVI a los obispos brasileños.
“Debéis crear lugares y ocasiones de oración, donde, en silencio, en la escucha de Dios, en la oración individual y colectiva, el hombre pueda encontrar y compartir la experiencia viva de Jesucristo, que revela el rostro auténtico del Padre”, añadió.