En rueda de prensa, Caruana señaló que se mostró “sorprendido” con la intención del alcalde linense, con el que tenía “buenas relaciones”, y dejó claro que “no se puede hostigar a Gibraltar y al mismo tiempo querer ser amigo”. En este sentido, añadió que quiere ser “amigo y trabajar junto con el alcalde, pero no es posible en este escenario”.
“Quiero evitar involucrarme en los asuntos internos entre La Línea y el Gobierno central”, dijo Caruana, “creo que es una mala interpretación del concepto de Unión Europea”.
El alcalde de La Línea, declaró el miércoles tras una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tras reconocer implícitamente sus desafortunadas propuestas que La Línea “no pretende ser un escollo para Gibraltar”.
“Puede decir que no quiere que la víctima sea Gibraltar, pero lo está siendo y cualquiera que sean sus diferencias con el Gobierno español tiene que encontrar vías que no impliquen a Gibraltar porque es una irresponsabilidad política”, indicó Caruana censurando gravemente la actitud de Sánchez.
Una medida totalmente disparatada que ha sido criticada por todos los sectores de la ciudad y de la política y que no ha recibido siquiera el respaldo del Partido Popular.
Sánchez, el gran perdedor
En este sentido, el alcalde de La Línea, Alejandro Sánchez, ha sido el gran perdedor después de una semana de intentar presionar al Gobierno de la nación. Después de ver devaluada su imagen pública y política con la absurda propuesta del peaje y anteriormente con la medida de provocar colas intencionadamente, Sánchez ha visto pasar el Foro de Diálogo sin haber ganado un milímetro en sus reivindicaciones.
De su encuentro en Madrid con el ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos sólo se extrae una predisposición de buena voluntad y nada más; sin ningún acuerdo concreto bajo el brazo. De ahí, que Alejandro Sánchez no haya desistido y mantiene la marcha a pie que quiere hacer hasta Algeciras el próximo 30 de julio.