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'Círculo cerrado': Soderbergh y las consecuencias de los actos

No se encuentra entre sus trabajos más notables, pero se hace patente su estilo y, sobre todo, una muy interesante forma de narrar historias

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La miniserie Círculo cerrado supone la tercera colaboración del director Steven Soderbergh con el guionista Ed Solomon; las tres de la mano de HBO, después de la también miniserie Mosaic, con Sharon Stone, y de la película Sin movimientos bruscos, con Benicio del Toro. De hecho, el director de Sexo, mentiras y cintas de vídeo hace años que no estrena en cines y se ha hecho un fijo en la prestigiosa plataforma, donde lo mismo se atreve con El último baile de Magic Mike que ofreciéndonos uno de los más interesantes retratos de la pandemia, en forma de suspense hitchcockiano, con Kimi, estrenada el pasado año.

A Soderbergh parece no importarle el formato ni el soporte siempre que pueda dar rienda suelta a su forma de hacer cine o televisión, pero, fundamentalmente, de narrar, que es lo que sitúa a Círculo cerrado por encima de la media, ya que, pese a que no se encuentra entre sus trabajos más notables, quedan patentes el estilo y la personalidad de quien se encuentra detrás de la cámara a la hora de abordar la historia que tiene que contar y cómo tiene que contarla.

En este sentido, convierte lo que podría ser un thriller rutinario en una miniserie de personajes, a partir de los cuales va tejiendo una red de tramas paralelas y subtramas que son las que dan sentido a esa forma de narrar, a partir de los pequeños detalles, del caos sobrevenido a partir de pequeñas decisiones domésticas que terminan por desatar una tormenta de impacto global.

En este caso, esa articulación de tramas tiene también un componente social, ya que la historia se cuenta desde el punto de vista de una familia acomodada y desde el de un grupo de jóvenes inmigrantes, procedentes de Guayana, que descubren que la única forma de sobrevivir es regresar de nuevo a su país. Todos los personajes, de hecho, están sentenciados desde el inicio, ya sea de forma vital o penal, y no hacen sino prorrogar la ejecución de sus propias condenas por mantener su nivel de vida, su empleo o sus esperanzas.

Como siempre, Soderbergh se rodea de un muy competente reparto en el que sobresalen Zazie Beetz, Claire Danes, Timothy Olyphant, CCH Pounder y Dennis Quaid, aunque lo que hace atractiva a la miniserie es la forma en la que va jugando con todos ellos y dando sentido a las consecuencias precipitadas por un fallido secuestro.

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