La limitada afición taurina existente en Barcelona ha hecho que la prohibición haya tenido más repercusión fuera que en la propia Cataluña, donde sólo los aficionados más recalcitrantes continuaban rumiando la decisión del Parlament, foco ayer de atención de los medios de comunicación de medio mundo.
Con la calma del “día después”, el portavoz de la Plataforma de Defensa de la Fiesta, Luis Corrales, adelantó que mantienen el sentimiento de “rebelión” pero que ahora es momento de estudiar cuáles serán los frentes, jurídicos y políticos, para combatir la abolición.
“Se ha perdido una batalla, pero la guerra está lejos de acabarse”, dijo el representante de la plataforma que advierte que si la Ley de protección de animales se ha modificado una vez, para prohibir las corridas a partir de 2012, puede hacerlo de nuevo.
“Podemos recurrir al Tribunal Constitucional, esté denostado o no; ¡a ver si nosotros no vamos ahora poder utilizar la misma legalidad que se ha usado en contra nuestra”, remarcó.
“Pero lo que pedimos es que se despolitice el asunto”, añadió el portavoz, que insiste que los titulares de la
prensa internacional demuestran que la votación se interpretó no en clave animalista sino identitaria.
Corrales recordó que el próximo domingo hay corrida en La Monumental, y animó “como acto de militancia” a todos los aficionados, “y aquellos que hayan sentido que la prohibición aprobada ha limitados sus libertades”, para que acudan al coso barcelonés para confortarse y “canalizar ese espíritu de rebelión”.
En esta línea, la presidenta de la Plataforma de Promoción de la Fiesta, Rosa Gil, aseguró a Efe desde su restaurante, el famoso Casa Leopoldo del Raval Barcelonés, que ahora es momento de retomar fuerzas.
“Una vez pasado el primer agobio no es momento de tomar una decisión en caliente; pero que no nos amarguen encima las vacaciones, aunque creo que no son conscientes de lo que se les viene encima por la pifiada que acaban de hacer”, alertó esta hija y viuda de toreros.
Gil, en cuyo local es frecuente encontrar a personajes de la cultura, ha explicado que muchos de sus clientes, “también los que no les gustan las corridas”, le han mostrado su apoyo porque ven la prohibición “un ataque a la libertad”, que además supone un agravamiento de las relaciones “más allá del Ebro”.
La presidenta de la Plataforma de Promoción de la Fiesta alabó a Leonardo Anselmi, portavoz de la plataforma Prou! (Basta), promotora de la iniciativa legislativa popular (ILP), por haber logrado convencer a los partidos políticos.
“Es muy listo. Si tuviera que hacer una campaña publicitaria le contrataría, porque sabe convencer sobre cosas de las que no tiene ni zorra idea”, dijo sarcástica.
El cese de la actividad taurina costaría a la Generalitat unos 400 millones de euros, a razón de 150 millones por daño emergente (bienes inmuebles que quedan sin utilidad, la plaza de la Monunemtal) y otros 250 por lucro cesante (por la actividad en el coso taurino).
“Más de 400 millones de euros que supondrían la construcción de seis hospitales de 1.600 camas o más de cien escuelas, que la Generalitat y el señor Artur Mas, que se postula como presidente, deberán firmar en cheques, porque sino los tribunales le obligarán”, indicó Luis Corrales.
Algunos taurinos se han tomado con un talante más violento la prohibición, y un militante de las Juventudes de ERC resultó ayer herido leve cuando un hombre que se identificó como torero irrumpió en una de las sedes del partido independentista en Barcelona, junto a otras personas, y le lanzó una silla encima, a la vez que gritaba a los presentes: “Me habéis arruinado la vida”.
Los animalistas lograron sumar otra victoria a su causa, ya que el Juzgado admitió la apelación de la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales.