Según dijo a Efe Ramos Espejo, con este libro "se trata de hacer justicia a una mujer maltratada por la historia, a una muchacha de 15 años, de una familia pobre de Yegen, que entra a servir en la casa del inglés y que, un año después, en 1931, tuvo una hija."
"La niña crece en un ambiente de pobreza hasta que Brenan vuelve, casado ya con la poetisa americana Gamel Woolsey, para llevarse a la pequeña, Elena, a la que cambian el nombre por Miranda Helen", relata el periodista.
Juliana Pelegrina "mantuvo en su corazón el amor por su hija; vivió siempre con la esperanza de encontrarla entre alguna de aquellas inglesas de ojos claros que perseguía por el laberinto turístico de la Alcaicería granadina hasta que, ya ciega, sólo podía imaginarla", según cuenta en este libro Ramos Espejo.
También autor de "Crónica de Gerald Brenan" (2002), sobre su tesis doctoral, Ramos Espejo ha seguido como reportero la obra de Brenan -'El laberinto español', 'Al sur de Granada', 'La faz de España'-; pese a lo cual se muestra crítico con este episodio que ensombrece la figura del hispanista, dejando al descubierto al hombre que buscó, además de paz y autoformación como escritor en la Alpujarra, "emular las hazañas de los caciques en el medio rural".
Ramos Espejo cuenta en estas páginas la historia entre Brenan y Juliana dando la palabra a la familia de esta alpujarreña, a la que Brenan "dejó muy malparada en su 'Memoria personal', desvelando sin pudor aspectos de las relaciones íntimas que mantuvo con ella cuando era una menor".
"¿Qué podía hacer una joven de quince años que se queda embarazada de un hombre, en cuya casa está sirviendo y le ocurre como a otras adolescentes que entraban a trabajar en la casa del señorito o caciquillo del lugar?", se pregunta el autor, para concluir: "Eran otros tiempos".
En esas circunstancias "normalmente se eludía la responsabilidad del hombre que mantiene esa relación, más forzada que voluntaria por parte de la joven -hoy diríamos que se trata de una 'víctima'-, por más que Brenan lo haya intentado maquillar de otra manera."
El autor insiste en "cómo el hispanista cuenta la historia a su manera, sin expresar otros sentimientos que los de sus instintos, que los justifica sin reparar en el daño que está causando a una menor".
En 'Memoria personal', escribe Brenan que él mismo quitó la llave de la habitación cuando Juliana se quedó a dormir en su casa, como era habitual.
"Eso le pasaba y le sigue pasando a los pobres -eso me dijo Isabel, hermana de la víctima, en su casa de Yegen-" y "fueron esas circunstancias las que provocaron que esta mujer, entonces una chiquilla, se viera obligada a claudicar ante el desamparo que le deparaba la situación de ella y de su hija, si no cedía la custodia a su padre", añadió Ramos Espejo.
Ramos Espejo publicó una primera edición de "Ciega en Granada" años antes del estreno de la película "Al sur de Granada", de Fernando Colomo (2003), centrada en la relación entre el escritor y la joven criada, y que "convierte en una comedia lo que realmente había sido un drama, el que vivió esta joven alpujarreña."
"Lo más lamentable es que ningún colectivo de mujeres preocupadas por estos casos haya salido aún en defensa de Juliana", apostilló el veterano periodista, que ha dirigido varios diarios en Andalucía.
Otro periodista, el granadino Alejandro Víctor García, en el prólogo a esta nueva edición, reflexiona sobre este episodio de la vida de Brenan: "Quizá sería injusto estropear la reputación del Brenan que nos hemos forjado a través de tantas agradecidas y magistrales lecturas de su obra, pero más injusto sería pasar por alto el lado en sombra de su vida, una cara oculta que Antonio Ramos recompone en este libro tan necesario como ineludible para fijar el talante moral de un hombre lúcido, aventurero y, aunque procedía de una familia adinerada, poco ostentoso".