Anoche, unas de las componentes del coro llevaba unas hojillas para que firmáramos nuestra disconformidad “por la anexión que pretende hacer el Obispado de Cádiz con nuestro cementerio”. Después de leer el extenso y maravilloso texto publicado por Antonio Aragón Fernández, en ‘Estampa del Barbate Viejo’, yo lo llamaría usurpación, expoliación, apropiación o robo. Y me explico, poniendo parte del texto: “… Aunque es evidente que un cementerio es una obra pública, además imprescindible, lo cierto es que el de Barbate fue donado por Serafín Romeu a la parroquia de San Paulino –y aún hoy sigue siendo parroquial-, por lo que supuso la concesión de un beneficio a la Iglesia. Su construcción hay que ponerla en relación con la epidemia de gripe de los años 1918-1919. Donado el terreno por Francisco Fernández Caro, la obra y ocho nichos fue costeada por el Conde de Barbate”. He creído conveniente incorporar esta cita de mi amigo Antonio para que de una vez por todas, este pueblo sea capaz luchar unido cuando alguien o algo intente agredirnos. Por muy ‘diocesano que sea un obispo’, no le da derecho a jugar con nuestros muertos. Esto es una agresión en toda regla con la que tenemos que luchar empeñando, si es preciso nuestras asauras. Ya está bien que unos y otros crean que Barbate es el ‘coño la Bernarda’.
Según habladurías, dicen que pondrán las oficinas en el cementerio y hasta allí tendrán que ir nuestros abuelos para abonar los nichos, y que además suben 5 euros. No sé que se creerá ‘éste’ por vestir de púrpura y llevar bonete. Quizás no ha leído “cuando Jesucristo echa del templo a los fariseos”; “cuando protege a María Magdalena de los que la querían lapidar”, o “cuando dijo: Perdónalos Padre, no saben lo que hacen”.
Ciñéndonos a estos tiempos donde una IA es capaz de controlar nuestros actos, me rebelo contras esa injusticia, máxime cuando esta viene de un ministerio divino que está ‘por debajo del bien y por encima del mal’. ¡Ya quedan lejanos inquisidores como Torquemada, brujas de Sales, juicios de Galileo Galilei, Julio Verne…! Algunos de los pecados capitales que cita Tomás de Aquino (la gula y la avaricia), parecen estar presentes en este Obispo, que olvida que la fe cristiana nace de un humilde pesebre de Galilea, cuyo protagonista siempre estuvo al servicio de los más humildes y defendió a pobres y marginado, y nunca pensó en riqueza ni bienes materiales. ¿O no tienen suficiente riqueza el Vaticano y la Santa Madre Iglesia, para que este señor quiera apropiarse del cementerio de mi pueblo?.
Podría seguir poniendo miles de ejemplos sobre desafortunadas intervenciones de este gerifalte de la religión en Vejer, Conil o Cádiz, que, como todo clérigo, protegido por su justicia divina, escapa a la justicia del hombre. Y transgresiones, violaciones, pecados o grandes perversiones, son castigadas con traslados o meditaciones en otras diócesis.
Así que pasemos de chácharas y comentarios y vayamos todos a manifestarnos. Si hace falta con el alcalde a la cabeza, a defender lo que nos corresponde, y para que dejen tranquilos a nuestros difuntos. Y su eminencia, si quiere, se quede con ‘sus muertos’.
