La conmemoración de los ataques ocurridos en 2001, tradicionalmente serena y reflexiva, ha venido precedida este año por la polémica de la propuesta del pastor radical Terry Jones, que ha acaparado la atención mediática en todo el mundo por su intención -ya cancelada- de quemar ejemplares del Corán y que se encuentra en la ciudad con la intención de disuadir al responsable del proyecto de que su ubicación se mantenga tan próxima a la zona cero, pero que sin embargo hasta el momento no se ha confirmado que el imán Feisal Abdul Rauf esté dispuesto a reunirse con él. Lo que si es cierto es que ha conseguido poralizar al país.
Obama rechazó que el aniversario de los ataques sirva para promover la intolerancia religiosa y afirmó que su país “no está ni estará nunca en guerra con el Islam”.
“No fue una religión la que nos atacó aquel día, hace nueve años, fue Al Qaeda”, dijo Obama en un acto de conmemoración en el Pentágono, donde se estrelló uno de los aviones secuestrados, el 77 de American Airlines, y que causó la muerte a 184 personas.
“Nosotros condenamos la intolerancia y el extremismo en todo el mundo, y defendemos los derechos fundamentales de todos los hombres y mujeres, incluso el derecho a practicar libremente su religión”, dijo el Presidente, en una jornada en que había previstas protestas en Nueva York en contra de la construcción de la mezquita cerca del enclave donde se levantaban las Torres Gemelas.
Obama reconoció que hay personas que quieren aprovechar el dolor por los ataques del 11 de septiembre “para
extender el odio y crear divisiones”, pero “nosotros no sacrificaremos las libertades que abrazamos”.
Horas antes, en su tradicional discurso radiofónico de los sábados, Obama reconoció que “el país atraviesa por un momento difícil”, que algunas personas están aprovechando para “alimentar la amargura, para dividirnos en base a nuestras diferencias, para hacer que olvidemos lo que tenemos en común”.
Ya en la ceremonia del Pentágono, Obama insistió en que la conmemoración del 11-S debe servir para la “reflexión” y para recordar que hay que trabajar por “la unidad” de los estadounidenses.
“Como nación, como individuos, debemos reflexionar sobre cómo rendimos un mejor homenaje a las víctimas de los ataques a la nación”, afirmó.
“No debemos mirar muy lejos para obtener respuesta. Los que perpetraron aquel acto, no sólo atacaron a EEUU, atacaron la idea de EEUU, todo lo que representa el país en el mundo”, aseguró.
“El mejor homenaje que podemos hacer (a las víctimas), nuestra mejor arma, lo que más temen nuestros adversarios, es seguir siendo lo que somos, renovar nuestro propósito común, seguir defendiendo el carácter de nuestra nación”, afirmó.
En paralelo a esta ceremonia, el vicepresidente Joe Biden se desplazó a Nueva York para participar en la ceremonia que se celebra en la zona cero, donde se levantaban las Torres Gemelas.
Por su parte, la primera dama, Michelle Obama, y su antecesora, Laura Bush, participan en otro acto conmemorativo en Shanksville, en Pensilvania, donde se estrelló el cuarto avión secuestrado, United 93, en el que viajaban 40 personas.
Las dos primeras damas rindieron, emocionadas, un sentido homenaje a los pasajeros que se sublevaron en el avión e impidieron que los cuatro secuestradores lo hicieran llegar a su destino.
“Venían de distintos caminos y tenían vidas distintas, pero cuando llegó el terrible momento de tomar esa decisión imposible, todos mostraron una gran valentía. Llamaron a sus casas, explicaron lo que iban a hacer y les dijeron que todo iba a ir bien”, explicó Michelle Obama.
“Cuando llegó el momento -relató- se alzaron al unísono, actuaron al unísono, y cambiaron el curso de la historia. No conocían a quienes iban a salvar, y aun así decidieron dar su vida por ellos”.
En la explanada donde se estrelló el vuelo United 93 comenzarán pronto los trabajos para edificar un monumento conmemorativo, que se espera esté finalizado para el próximo 11 de septiembre.