Comenzaremos diciendo que el nombre ‘camaleón’ significa ‘león de tierra’. Evidentemente, no será por su agresividad o fuerza, sino por otras cualidades que les hacen distintos. Su nombre científico chamaeleonidae, traducido al andaluz, podría ser chaquetadae. Son capaces de cambiar de color para defensa ante sus enemigos. Lo mismo que el camaleón, algunos políticos pueden cambiar de chaqueta, camisas, corbatas, partidos, y hasta de collares, para seguir desarrollando lo que más les gusta, la mentira. Los hay capaces de superar a ciertos reptiles, moviendo o perdiendo parte del rabo para salvar su integridad física, en este caso el puesto de trabajo. Todavía hay lagartijas que después de terminar el ciclo de polichinelas, sin saber a jugar al Golf se colocaron chaqueta `verde´ al servicio de los poderes públicos y dan conferencia del IBEX 35.
Los camaleones no oyen bien por carecer de abertura del oído externo o medio, Sin embargo, detectan frecuencias de sonidos. Quizá fuera la razón por lo que en las ‘cámara de los horrores’ (congreso), en la primera prueba de audición, devolvieran los pinganillos. Al parecer, los mensajes de Vox carecían de calidad. A no ser que la cerilla del tímpano (membrana que hace la función de los pellejos de bombos de carnaval) no les dejara oír con claridad. Al final no era que los de Vox no oyeran bien la voz, sino como signo de protesta, porque se cocinaban tres lenguas cooficiales que aunque no eran de vaca, cabra, o cerdo, desprendían olores a ‘Marmitaco o bacalao pil pil’, ‘Botifarra o Chorizo Taradella’ , ‘Caldo o pulpo a la gallega’. Platos que al PP y Vox se les podía atragantar. De ahí el solemne acto de ‘la dejada de pinganillos’.
Lo mismo que la baraja tiene cuatro palos, la Oca cuatro casillas, nosotros tendremos en adelante cuatro idiomas. Particularmente como demócrata y progresista no me preocupa la versatilidad cultural. Lo preocupante es, el casi medio millón de políticos, asesores y cargos de confianza, según estimaciones del CSIF, repartido por todo el espectro político desde el Congreso a la última Casa del Pueblo, cobrando escalofriantes “zuerdazos”. Esa sí es “la gigantesca ruina de España y no las Pensiones, La Sanidad, La Enseñanza Pública… Y encima la de ‘lavapies’, pidiendo paguita vitalicia de ‘Presidienta’. Lo que faltaba. Pensándolo bien, con el dineral que cobran, deberían aprender la lengua de signo, por lo menos demostraría solidaridad con las personas que no tienen la capacidad de oír. Pero para lo que hay oír mejor estar sordos.
Me gustaría terminar este artículo con unos de los momentos cumbre de Bernardo Barrera aquella tarde que llegara al ‘Mataviejos’ una hora después de la anunciada salida a Lama, cuando observando el grado de cabreo que tenían la tripulación que en el barco esperaba; con aquella gracia que le caracterizaba, cogiendo la tiza que llevaba detrás de la oreja, pintaba una raya desde la proa a la popa del barco, y poniéndose en la proa y dirigirse a los marineros para que se pusieran a un lado u otro de la raya, con sonora voz dijo: ¡Los de la raya pacá! (señalando a babor), sois tó unos cabrones. Y los de la raya `pa yá´ (señalando a babor) dijo; ¡Sois tó unos maricones!. En el momento que uno de ellos levantó la mano diciendo ¡Bernardoooo!. A lo que le contestó de inmediato ¡`pásate a lotro lao´!.
Si esto mismo ocurriera en el congreso y el senado, seguro que la actividad más frecuente sería cambiarse de lado.
