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Viernes 15/11/2024
 
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España ha acogido a 46 excarcelados cubanos y 272 familiares desde julio

Al cumplirse hoy el plazo que acordó el Gobierno cubano con el Arzobispado de La Habana y el ex ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos, para excarcelar a medio centenar de disidentes que permanecían en prisión, España ha acogido a 46 de ellos y a 272 de sus familiares.

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 Al cumplirse hoy el plazo que acordó el Gobierno cubano con el Arzobispado de La Habana y el ex ministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos, para excarcelar a medio centenar de disidentes que permanecían en prisión, España ha acogido a 46 de ellos y a 272 de sus familiares.

Se trata del mayor exilio de presos políticos y de sus familiares que el Gobierno de La Habana ha permitido a España en medio siglo de revolución castrista.

En total son 318 personas las que han venido a España de forma gradual desde que llegaron los primeros el pasado 13 de julio, una semana después de que el régimen anunciara su compromiso de excarcelar a los 52 presos que permanecían en prisión del "Grupo de los 75", según han informado a Efe fuentes de la disidencia.

El exilio a España continuará en los próximos días, puesto que el Arzobispado de La Habana ha anunciado, al menos, la salida de la isla de otros cuatro, entre ellos, de Adrián Álvarez Arencibia, el disidente que, con 25 años, es el que más tiempo lleva entre rejas.

De los presos políticos deportados a España, tres se han ido a otros países, como son los casos de José Ubaldo Izquierdo, a Chile; Arturo Pérez de Alejo, a Estados Unidos, y Rolando Jiménez, a la República Checa.

Con ellos se han marchado doce familiares, por lo que son 303 los disidentes cubanos y sus parientes que quedan en España de los llegados desde julio, según las fuentes.

De los 43 excarcelados que siguen en territorio español, entre ellos una mujer, Juana María Nieves, veinte permanecen en Madrid y los demás están repartidos por centros de acogida de diversas ciudades.

Seis están en Cullera (Valencia); cuatro en Sigüenza (Guadalajara); dos en Málaga, Burgos y Alicante, y uno en León, Alcira (Valencia), Logroño, Gijón (Asturias), Valencia, Jerez de la Frontera (Cádiz) y Marbella (Málaga).

Están alojados en pisos alquilados o en centros de Cruz Roja, del Comité Español de Ayuda al Refugiado (CEAR) y de la Asociación Comisión Católica Española de Migración (ACCEM), las organizaciones encargadas de prestarles asistencia en España.

Algunos de los primeros que llegaron siguen viviendo en el hostal Welcome del madrileño barrio de Vallecas, que recibió algunas críticas por sus mediocres condiciones.

Una veintena de presos ha solicitado el traslado a Estados Unidos con sus familias, aunque están a la espera de que se complete el estudio de sus expedientes para ver si reciben la autorización.

Durante la estancia en España, los excarcelados están contando con asistencia médica y psicológica, escolarización de los menores, formación laboral y una ayuda económica de entre 500 y 750 euros.

La mayoría de los exiliados han solicitado al Gobierno español que agilice al máximo la homologación de títulos con el fin de poder acceder cuanto antes al mercado de trabajo.

Buena parte de ellos también están a la espera de que se resuelvan sus peticiones para acogerse al estatuto de refugiado político.

Otra demanda de algunos disidentes es que el régimen castrista permita que más familiares suyos vengan a España.

El número de parientes que han acompañado a cada excarcelado oscila entre dos, los grupos más reducidos, y el más numeroso de 16, el de Omar Rodríguez Saludes, que incluye hasta el esposo de la sobrina de su esposa.

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