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Barbate llora el adiós de Vicente Zaragoza, leyenda almadrabera y el último gran arráez

Amante del mundo del atún, Zaragoza colaboró estrechamente con el principal investigador del atún rojo en España, Julio Rodríguez-Roda

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  • El Ayuntamiento de Barbate le rindió un sencillo y entrañable homenaje

Nacido el 2 de noviembre de 1926 en Benidorm, la ciudad que dio al mundo tantos hombres inteligentes en el ámbito de las almadrabas, en 1941 comenzó a trabajar como marinero bajo las órdenes de su padre, José Zaragoza Orts, en Santi Petri (Cádiz), prolongando así la dinastía benidormense de capitanes de almadraba.

Hoy, Barbate no olvida que si luce en su escudo dos atunes, es gracias, en buena parte, a arráeces como él. Aunque, mirándolo detenidamente, esos atunes debieran mirar en dos direcciones, ya que Barbate tiene almadraba de derecho y de revés, demostrando la complejidad de una almadraba solo posible g

Llegó a Barbate en 1948 ejerciendo como "barilla". Este puesto conllevaba cierta responsabilidad, ya que como depositario de la confianza del capitán, se encargaba de controlar el pescado capturado y supervisar los desembarcos en tierra.

No es difícil imaginar la impresión que causaría el episodio histórico de batir el récord de capturas en una almadraba contemporánea en 1949, cuando más de 40.000 atunes fueron capturados en Barbate. Este evento marcó su vida y lo llevó a dedicarse por completo al oficio de la pesca.

Después de pasar por distintos grados y de dirigir la otra gran almadraba del siglo XX, la de Sancti Petri, Vicente Zaragoza comenzó a calar de continuo en Barbate a partir de 1975, tras la extinción del Consorcio Nacional Almadrabero, que había monopolizado la pesca de atún durante casi 50 años.

Años después, la principal almadraba española, tras un período sin calar, necesitaba una puesta a punto. El capitán, con sus dotes de gran organizador y conocimiento del medio marino, lideró esta tarea con éxito.

La pesca del atún rojo requiere habilidades específicas y una sincronización precisa de todos los elementos. Vicente Zaragoza, un hombre de carácter, sabía hacerse obedecer y agradecer el esfuerzo de los hombres a su mando, simbolizado por una gorra arrojada al copo en el momento oportuno como gesto de gratificación.

Extremadamente meticuloso, el trabajo de Zaragoza comenzaba al menos cuatro meses antes de calar las redes. Realizaba un laborioso trabajo de ingeniería, diseñando planos y estudios detallados de la costa y los cambios marinos de la geografía.

Su instinto y habilidades no se quedaban atrás. Se cuenta que en una ocasión caló todas las redes de la almadraba con niebla espesa, sin ver las referencias de tierra y en una época sin sistemas de localización como el GPS.

Vicente Zaragoza no solo fue el último gran arráez de la vieja estirpe marinera, sino también de la moderna. Ante la evolución del mundo de la pesca, vio las posibilidades de las piscinas de engorde del atún. Desarrolló una idea de empresarios japoneses, permitiendo la retención de los atunes y su alimentación en cautividad hasta alcanzar un peso óptimo y condiciones de mercado favorables.

Otra innovación lleva su sello en Barbate: el moderno sistema de pesca con bordonal, aportación de los capitanes de Benidorm a mediados del siglo XIX. Este sistema permite regular las capturas según las necesidades de pesca de la almadraba y, junto con las piscinas, representa el paso definitivo a las almadrabas del siglo XXI.

Vicente Zaragoza

Aunque abierto a las innovaciones, Vicente Zaragoza también preservó la tradición. Contrario al uso de barcos de fibra u otros materiales sintéticos, contribuyó a preservar oficios tradicionales como el de carpintero de ribera.

Amante del mundo del atún, Zaragoza colaboró estrechamente con el principal investigador del atún rojo en España, Julio Rodríguez-Roda. Su preocupación por la pesca intensiva y sus efectos en el atún rojo lo convirtieron en un defensor temprano de la conservación de esta especie.

Este año, que recién comienza, se cumplen 150 años de la creación de la almadraba "Ensenada de Barbate". En este contexto, es justo bosquejar, aunque sea brevemente, la vida del capitán que más tiempo estuvo al frente de ella y que se jubiló a los 78 años en 2004.

En el pasado año, el Ayuntamiento de Barbate le rindió un sencillo y entrañable homenaje a través de su Delegación de Cultura. En septiembre, Isla Cristina, puerto con el que compartían tanto, también le rindió homenaje.

Hoy, Barbate no olvida que si luce en su escudo dos atunes, es gracias, en buena parte, a arráeces como él. Aunque, mirándolo detenidamente, esos atunes debieran mirar en dos direcciones, ya que Barbate tiene almadraba de derecho y de revés, demostrando la complejidad de una almadraba solo posible gracias a capitanes como Vicente Zaragoza Casamayor, don Vicente.

Nos deja uno de los más grandes arráeces de todos los tiempos, reconocido por los entendidos en la materia. El último gran arráez de Benidorm y el primer gran arráez de Barbate.

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