No sabía como explicárselo a la Policía para que no pensaran que había perdido la cabeza. “No sé si son caballos pequeños o perros grandes”, les explicó el vecino por teléfono totalmente estupefacto, mientras trataba de averiguar a qué tipo de animal correspondían las tres siluetas que cruzaban el Camino de los Quemados con total sigilo. Con determinación y cuidado. Si hubieran sido cuatro y bípedos, posiblemente se les hubiera venido a la mente la famosa portada de los Beatles desfilando por el paso de peatones de Abbey Road, pero, al llegar al lugar que les había indicado el vecino, los agentes de la Policía Local descubrieron que no eran perros grandes, aunque la otra suposición no andaba demasiado desencaminada: eran tres ponis que trotaban con firmeza hacia la zona del casco urbano.
Tras comprobar que los animales poseían el necesario microchip en una zona donde el tráfico no se viese interrumpido, el dueño fue avisado que, al parecer, andaba buscándolos después de darse cuenta que se habían escapado rompiendo la cerca de la zona, a unos 400 metros de distancia de donde fueron encontrados. Los ponis, al final, regresaron a su lugar de estancia habitual sin ningún tipo de daño provocado que lamentar.