Se trata de Sueño granjero, un centro sanitario surgido de una iniciativa reconocida por la Universidad de Granada y especializado en fisioterapia neurológica manual (gimnasio) que ofrece además equitación terapéutica, explicó a EFE Natalia Domínguez, propietaria del centro y especialista en este tipo de terapias.
Las terapias ecuestres combinan la acción del fisioterapeuta y el caballo como recurso terapéutico en este centro integrado por un equipo de profesores especializados en este campo.
En el resto de tratamientos con animales, el centro utiliza sobre todo perros adiestrados (animales de compañía de carácter dócil); gallinas (por el sonido que emiten, que se usa como herramienta, o porque el hecho de coger los huevos sirve de ejercicio); patos, a los que los pacientes alimentan en el estanque; cabras que dan leche; conejos, por su suavidad al tacto, y tortugas, entre otros.
El entorno rural en el que se desarrolla la terapia, unido a los paisajes y olores, permite además al paciente interactuar con el medio, según la especialista.
Este tipo de terapias van dirigidas fundamentalmente a los discapacitados físicos, intelectuales o ambos y sin límite de edad, porque los profesionales adaptan las actividades a los usuarios.
A las terapias ecuestres pueden asistir desde niños a partir de los 2 años hasta ancianos, según Domínguez, que subraya la importancia de conocer bien los procesos de intervención en la equitación terapéutica, la valoración inicial del paciente, su seguimiento y las contraindicaciones, de ahí que recomiende los centros que cumplan la normativa y la formación requerida.
Los pacientes que acuden a este centro, ubicado en Ogíjares, presentan fundamentalmente daños cerebrales, parálisis cerebral infantil, síndrome de Down y otros como el de Rett, West o Angelman, esclerosis múltiple, hiperactividad, autismo y espina bífida.
También hay usuarios con enfermedades neuromusculares o traumatismos en este centro, que lleva más de un año y medio abierto y que recibe durante las mañanas más de treinta usuarios semanales procedentes de colegios infantiles, casas familiares y asociaciones de adultos, y unos cuarenta niños por las tardes durante cada semana.
Según la especialista, las terapias asistidas con animales aportan sobre todo beneficios físicos y psicosomáticos.
Entre ellos destacan la adquisición de habilidades sociales y adaptación al entorno; los beneficios sensoriomotores (potencian el equilibrio, la motricidad y las reacciones de defensa), y los cognitivos (aumentan la comunicación, la memoria, la concentración, las habilidades psicológicas básicas y los procesos de aprendizaje).
Esta terapia también aporta beneficios emocionales; funcionales, porque sirven para estimular el sistema respiratorio, digestivo y circulatorio, y psicosociales, logra disminuir los impulsos agresivos.