Tras cerca de tres años de obras (bastante más de lo que se preveía en un principio), la Plaza Mayor abría al público, para alegría de comerciantes y viandantes. Alrededor de las seis de la tarde eran retiradas por fin las vallas que durante meses han rodeado a este espacio público. Los primeros en cruzar la plaza observaban extrañados su nueva fisionomía, alabada por unos y criticada por otros. Pero su aspecto ahora parece lo de menos, lo importante, según los propios comerciantes, es que ya se haya abierto. “Este lugar antes era muy concurrido, pero durante los casi tres años que ha durado la obra esto ha estado desierto. Muchos negocios se han visto obligados a cerrar sus puertas”, apuntaba Nicolás Meléndez, encargado de un comercio de la zona.
Sin embargo, la alegría durará poco, pues este espacio público volverá a cerrarse una vez pasen las fiestas navideñas para que se acometan una serie de mejoras, como el cambio de la zona adoquinada, la retirada de un muro o la insonorización de un ventilador, entre otras. Mejoras, no obstante, que el Gobierno confía en que se ejecuten en un breve espacio de tiempo.
Además del alumbrado y el mobiliario habitual, la Plaza Mayor luce un gran árbol de Navidad. Como anécdota, cabría apuntar, que ya ayer aparecía fundida una farola.
