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Al compás de Huelva

De espigones y bañistas (I)

En Lepe celebran que a pesar del retraso, el espigón del lugar de las horas felices de Juan Asensio Méndez “ya busca empresa” para la construcción

Publicado: 10/04/2024 ·
11:25
· Actualizado: 10/04/2024 · 11:25
  • Imagen de archivo de aporte de arena en La Antilla. -
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

Al compás de Huelva

Plasma la historia reciente de Huelva y toma el pulso de la actualidad onubense, además de ser un altavoz de las necesidades de la capital y la provincia

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El Diccionario de la Real Academia Española dice que un espigón es un muro que protege la orilla de un río o puerto y en Huelva tenemos uno de los mayores espigones -dique de contención de arena también así definido-, que surgió precisamente para afianzar un puerto doble y medio centenario como es el Puerto Exterior de Huelva que, como se deduce acaba de cumplir 150 años desde que, fíjense las cosas de la vida y de la madre naturaleza, resulta que gracias al Puerto de Huelva -de nada, señor presidente- la capitalidad de la provincia llegó a ser gracias precisamente a disponer de esa infraestructura que, eso, al cabo de siglo y medio puede ir empezando a dar bofetadas de rigor y eficacia por su estratégica posición respecto a Europa y, entre vecinos hablando, como salida natural al mar de la Badajoz de Extremadura, que, lógicamente suspira para que como hace ya un montón de años estuvo  a punto de ponerse de acuerdo con Huelva y nuevamente en la década de los 70 para que los onubenses dejásemos de sentimentalismos y demostráramos una considerable afinidad con la comunidad  vecina.

Me adentro en el eje de la cuestión porque precisamente de espigones hablaba no hace mucho con algunos extremeños y ahora me encuentro con la noticia de que, después de año y medio, el ya famoso y controvertido espigón de La Antilla puede fastidiar un poco el verano, como de hecho ya sucedió en otras ocasiones, quizá por aquello de la visualización. Sí, todo ello porque en Lepe celebran que a pesar del retraso, el espigón del lugar de las horas felices de Juan Asensio Méndez “ya busca empresa” para la construcción -leo- de este espigón que supone para La Antilla un impulso para su desarrollo turístico y económico, además de su papel de protección y conservación (¿) del litoral poniendo solución -¿lo creemos?- a la pérdida de material -arena para que nos entendamos mejor- ocasionada por el arrastre de sedimentos”.

El proyecto incluye la aportación de arena y la construcción de un espigón por medios terrestres, de unos 160 metros en el extremo de Levante y de orientación perpendicular a la línea de costa. Sí, todo ello gracias a lo que leemos en el BOE y a la inversión de más de cuatro millones de euros para -sigo leyendo- la regeneración de la playa y la construcción del susodicho espigoncete de marras. ¡Ah! Y como se apostilla y vuelvo a recordar, “una obra más que el Gobierno anunció y que debería haber estado culminada en diciembre de 2023”. A buena hora, hermano, porque más de un bañistas, de aquí, o de Extremadura, o de Madrid, habrá fruncido el cejo y pensará en cómo controlar a los niños cuando la draga empiece a enviar no solo arena, sino a lo mejor, hasta langostinos y otras especies conocidas de peces, y hacer la barbacoa a pie de playa, como es casi de suponer, ¿verdad mis amigos? Que me aprietan para que diga algo de algo de lo que se viene hablando y escribiendo desde los años 70, cuando precisamente un ingeniero catalán  -Suárez Bores- nos reunió en La Antilla y vaticinó y argumentó que la perdida de arena, extensiva prácticamente a la totalidad del litoral onubense, solo tenia una solución: construir -me pareced recordar- 9 espigones, y 2 de ellos en La Antilla…

Sí, esto ha sido y sigue siendo algo peor que lo del AVE y todo lo demás que  cuesta hacer después de poner en órbita 3.000 millones de euros y que solo una Primitiva excepcional podría hacer todo esto posible después -insisto- de como sucede con las promesas de los espigones-tabúes de Costas, tantas y tantas mentiras y bofetadas a las que no nos atrevemos a responder con esa invasión callejera y pacífica como la que hizo posible hoy tengamos Universidad, ¿les parece poco? Bueno, pero a todo esto, y solo en plan de avance, diré que un experto en la materia, un onubense por los cuatro costados, ha sentenciado que en muchas de nuestras playas, como La Antilla, Central de Isla Cristina o Matalascañas, las dunas fueron destruidas para construir paseos marítimos perdiendo así su flexibilidad estacional, de forma que las olas baten directamente sobre las infraestructuras humanas causando cuantiosos daños, como sucede en El Portil. Al no disponer de la arena que suministran las dunas, estas playas como las citadas, se convierten en zonas de permanente erosión. La solución, pues, puede que una vez más sea la menos idónea para La Antilla y El Portil. El panorama trataré de aclararlo en próxima entrega como me ha hecho ver mi buen amigo Juan Antonio Morales González, miembro de la Cátedra de Geología de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva y, como a mí, les dejará con la boca un poco abierta. Sí, porque bastante oscuro lo tiene El Portil. Sí, eso…

 

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