La suspensión del mitin más emblemático del PSOE, programado para el 3 de abril y que iba a servir de pistoletazo de salida de la precampaña, ha causado un profundo estupor entre los socialistas, especialmente entre los diputados y cuadros medios del partido, aunque no así entre sus dirigentes territoriales –los conocidos como barones– , que comparten la medida.
Este anuncio, acordado el lunes por la tarde por el Comité Electoral del PSOE, pero conocido un día después, ha pillado por sorpresa a casi todos los diputados socialistas, que no sabían qué contestar al ser abordados por la prensa durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso.
Un escenario en el que respondió escuetamente el propio Zapatero, quien desligó la supresión del acto de Vistalegre de su hipotética sucesión, un debate que se ha agrandado en las últimas horas ante un posible anuncio en el próximo Comité Federal del PSOE, que podría celebrarse el 26 de marzo o el 2 de abril.
Poco antes, el vicesecretario general del PSOE, José Blanco, dejó claro que él es el encargado de diseñar la campaña electoral de los socialistas y que lo ha hecho “para ganar las elecciones”, aunque precisó que “las estrategias no se cuentan”.
Visiblemente molesto por las especulaciones que estos cambios han generado en la prensa, Blanco aseguró: “Yo diseño la campaña electoral del PSOE, la planifico para ganar las elecciones y no la planifico por lo que me digan los periodistas”.
La justificación de la dirección federal para cancelar el mitin de Vistalegre y reprogramar toda la campaña es que no están dispuestos a “entrar en el juego” del PP de convertir los comicios de mayo en un plebiscito entre Zapatero y Mariano Rajoy.
Esa idea volvió a reiterarla el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, quien insistió en que el objetivo de su partido es poner el foco en autonomías y municipios, y no distraerse en el ámbito nacional.
Iglesias también garantizó que Zapatero intervendrá “activamente” en la campaña, “exactamente igual” que en las elecciones de 2007.