En total, se echarán 11.500 toneladas de agua contaminada al mar, y se estima que la concentración de sustancias contaminantes en esta agua supera en unas cien veces al límite legal, lo cual es, según TEPCO, un nivel relativamente bajo. Este agua ha impedido, debido a su radiactividad, que los trabajadores de la central nuclear solucionen ciertos problemas de estas instalaciones.
La empresa encargada de Fukushima-1 ha dicho, según informa la agencia de noticias Kiodo, que podría empezar a verter el agua este lunes como muy pronto. La mayor parte de la cantidad total, 10.000 toneladas, es agua almacenada en unas instalaciones, mientras que otras 1.500 toneladas corresponden a agua subterránea que se encuentra cerca de los reactores número 5 y 6.
Mientras, TEPCO ha echado agua coloreada en una zanja subterránea para tratar de averiguar el origen del agua contaminada que se ha estado filtrando desde Fukushima-1 y llegando al océano Pacífico. El agua radiactiva está inundando el sótano del edificio que aloja la turbina del reactor número 2 y la zanja subterránea conectada a él.
El secretario del Gabinete del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha subrayado que "hay que impedir cuanto antes que el agua radiactiva se extienda en el mar". Edano ha advertido de que cuanto más tiempo continúe la contaminación, mayor será el impacto sobre el mar, incluso aunque los materiales radiactivos se diluyan.
La empresa eléctrica se está planteando además colocar "barreras de lodo" en los lugares por donde se cree que el agua radiactiva está penetrando en el mar, según ha indicado este lunes en una rueda de prensa un portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial, Hidehiko Nishiyama, que ha dicho que podrían tardar "varios días" en instalar las barreras.