La comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, anunció en rueda de prensa la idea, defendida por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, como manera de responder a las llegadas masivas de inmigrantes.
La concesión por parte de Roma de permisos de residencia temporal a algunos de los 25.000 indocumentados llegados a suelo italiano después de las revueltas populares en el norte de África, generó en las últimas semanas una agria disputa entre Francia e Italia, que han pedido cambios en el acuerdo Schengen.
Malmtröm precisó en rueda de prensa que la reintroducción de los controles, mencionada en un informe adoptado este miércoles por la Comisión, se enmarcaría en un mecanismo de suspensión que podría activarse cuando un país fracasara en el control de sus fronteras exteriores.
"Puede ser necesario, por tanto, introducir un mecanismo (...) que permita decidir a nivel europeo cuales serán los Estados miembros que volverán a introducir con carácter excepcional el control en la frontera interior y por cuanto tiempo", indica el informe de la Comisión.
El texto precisa que ese instrumento "se utilizaría como último recurso en situaciones verdaderamente críticas, hasta que se tomasen otras medidas de emergencia para estabilizar la situación".
El mecanismo estaría basado en criterios "bien definidos" y se aplicaría en situaciones en las que un Estado miembro incumple su obligación de controlar su frontera exterior o cuando una parte específica de la misma "se ve sometida a fuertes presiones inesperadas debidas a acontecimientos externos".
En la actualidad los países tienen que alegar una amenaza de orden público para poder justificar la reintroducción de esos controles, algo que deja fuera a los flujos de inmigrantes irregulares que han tenido lugar desde principios de año.
"El espacio Schengen es un logro fantástico, tenemos que protegerlo y defenderlo", subrayó la comisaria, que negó que la propuesta suponga una cesión a las presiones de Francia e Italia.
Por otro lado, Bruselas ha planteado la creación de un sistema europeo de guardias de fronteras algo que, según precisa el texto, "no implicaría necesariamente el establecimiento de una administración europea centralizada, sino la creación de una cultura común, con capacidades y normas compartidas".
Las propuestas se enmarcan en un conjunto de medidas que abogan además por completar de aquí a 2012 el sistema europeo común de asilo, bloqueado por las divergencias entre los países en puntos como el proceso de solicitud o la recepción de inmigrantes.
Además, Bruselas propone intensificar el papel de la agencia de control de fronteras Frontex y mejorar los pactos con los países de origen de los inmigrantes para facilitar su readmisión.
En ese punto, señala que el hecho de que la UE no ofrezca a los países terceros "incentivos", como visados o asistencia financiera para la aplicación de los acuerdos obstaculiza su aplicación efectiva, por lo que invita a incluir obligaciones de readmisión en esos pactos.
También menciona la necesidad de un mejor enfoque de las políticas de inmigración para facilitar la llegada a los Veintisiete de personas que son necesarias en el mercado laboral y el intercambio de prácticas entre países destinadas a favorecer la integración de los inmigrantes.
A partir de estas propuestas, la Comisión confía en que los jefes de Estado o Gobierno de los Veintisiete comiencen a perfilar las futuras iniciativas en materia migratoria en la Cumbre europea del próximo 24 de junio.
Como paso previo, los ministros de Interior de la Unión abordarán el asunto en una reunión extraordinaria que celebrarán el próximo 12 de mayo.