El fallo del jurado, hecho público a mediodía de ayer en Oviedo, destaca del trabajo de los galardonados el descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros adultos, un proceso conocido como neurogénesis, así como por las neuronas espejo.
El jurado, presidido por el presidente del Consejo Superior de Medicina de la Comunidad de Madrid, Enrique Moreno, ha incidido en que los descubrimientos de Altman, Álvarez-Buylla y Rizzolatti están “entre los hallazgos más importantes de la neurobiología”, que han cambiado la forma de entender el cerebro desde los tiempos de Santiago Ramón y Cajal.
Además, estas investigaciones abren nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades neurodegenarativas, como el alzheimer y el parkinson, así como para la comprensión y posible tratamiento del autismo.
Tras conocer el fallo, el neurocientífico mexicano Arturo Álvarez-Buylla se ha declarado “emocionado e ilusionado” por su distinción.
“¡Qué emoción e ilusión recibir esta gran noticia y pensar en ir por la maravillosa Asturias en otoño a recibir este galardón!”, ha señalado en una declaración el científico que vive en San Francisco, California.
“Es para mí un gran honor el que nuestro trabajo, que apenas considero empieza a desenredar los secretos de cómo se forman las nuevas células nerviosas en el cerebro adulto, haya recibido este gran reconocimiento”, ha añadido.
El presidente del jurado, Enrique Moreno, ha opinado que la concesión del galardón a los neurocientíficos confirma que “la vida no radica en el corazón, sino en el cerebro”.
Joseph Altman descubrió que las nuevas neuronas desempeñan un papel crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje.
Por su parte, Arturo Álvarez-Buylla identificó los mecanismos fundamentales inherentes a la neurogénesis y las células gliales como progenitoras de nuevas neuronas, así como la migración en cadena de estas últimas a diferentes zonas del cerebro y abrió asimismo nuevas pistas sobre el origen de los tumores cerebrales.
Respecto a Giacomo Rizzolatti, destaca por haber descubierto las neuronas espejo, que se activan no sólo durante la ejecución de una acción, que proporcionan un marco adecuado para la comprensión de los mecanismos subyacentes a la empatía emocional, imitación, comunicación y comportamiento social.
Este galardón ya recayó el año pasado en otros tres neurocientíficos porque, como ha expuesto el paleontólogo y miembro del jurado Juan Luis Arsuaga, el conocimiento del cerebro humano está “en mantillas” y es un reto para “los próximos milenios”.