La comparsa de la Cantera de Piru y Tomate vuelve con una nueva propuesta al Falla con la exigencia de ser uno de los grupos más esperados de la modalidad. El concepto sobre el que gira su repertorio este año les convierte en unas momias que resucitan por febrero gracias a las coplas de Carnaval. Mención aparte merece el tipo, que es una preciosidad. Golpean con fuerza en su primer pasodoble, una letra en la que utilizan su apelativo para atacar con dureza a los “sinvergüenzas” que han jugado con la ilusión de los niños de la cantera. No se queda atrás el segundo, muy crítico con Katy Balber y su agrupación negacionista por faltarle el respeto al Falla con su bochornoso intento de chirigota. Enfrente tendrán al gallinero si se plantean intentarlo de nuevo. Simpático primer cuplé para Martínez Ares, que lleva un año con su guitarra apuntando al Ayuntamiento desde la estatua de Moret sin saber que el despacho del alcalde da para el otro lado. Muy ingenioso también el remate del segundo, dirigido al pregonero. La última pieza destaca sobre todo en cuanto a forma. No decepcionan, comparsa top.
Lo mejor La espectacular puesta en escena y el buen hacer del grupo
Lo peor Mucho metacarnaval en pasodobles y cuplés