Contra las violencias, feminismo

Vivimos en un mundo donde el capitalismo y el imperialismo perpetúan la desigualdad, la explotación de las personas y del planeta, y han contribuido a que por primera vez en décadas haya vuelto la guerra al continente europeo. Desde el movimiento feminista hemos de denunciar la violencia inherente a las guerras, una violencia que se fundamenta en la destrucción y el odio hacia el diferente. A lo largo de la historia, hemos visto cómo el odio solo conduce a la destrucción y las guerras, provocadas por el capitalismo y el fascismo, siempre las terminan sufriendo los pueblos y los más vulnerables, especialmente las mujeres, utilizadas como armas y botín de guerra.
Este 8 de marzo, reivindicaremos el feminismo para vivir sin violencias y en paz La desigualdad denunciada por el feminismo es estructural, sostenida por un sistema capitalista y patriarcal que busca beneficios para unos pocos a costa de la mayoría. Las mujeres, en todas sus diversidades, siguen siendo las más afectadas. La justicia patriarcal se ceba con las madres protectoras, desprotegiendo a los menores víctimas de padres maltratadores. Apoyamos a Juana Rivas y a todas las madres protectoras, afirmando que un maltratador no es un buen padre.
La sostenibilidad de la vida es una responsabilidad social, pero la organización de los cuidados sigue siendo patriarcal. Los cuidados recaen en los hogares y, principalmente, en las mujeres de manera gratuita. Cuando los cuidados se mercantilizan, lo hacen en condiciones precarias, perpetuando la desigualdad de género, etnia y clase. Denunciamos la violencia política contra las mujeres, basada en relaciones de poder asimétricas. El machismo es estructural y afecta toda nuestra vida. Demandamos un nuevo contrato social feminista que comparta recursos equitativamente y dé voz y acción plena a las mujeres. 
La violencia económica también afecta a las mujeres, con una brecha salarial de género del 39,2%. La especulación inmobiliaria y la acumulación de viviendas por parte de fondos buitre afectan especialmente a mujeres vulnerables, perpetuando las desigualdades estructurales de género en el acceso y mantenimiento de los hogares.
Este 8 de marzo, reivindicaremos el feminismo para vivir sin violencias y en paz. Lucharemos contra la extrema derecha, convirtiendo nuestra rabia individual en lucha colectiva. Recordaremos la memoria feminista y la resistencia durante la dictadura franquista, exigiendo verdad, justicia y reparación feminista. La lucha por la igualdad y contra todas las formas de violencia debe ser una prioridad para construir una sociedad más justa y equitativa.