El maestro argentino dirigió a la West-Eastern Divan Orchestra (WEDO), compuesta por músicos árabes y judíos, en el parque de Imjingak, a pocos kilómetros de Corea del Norte para hacer sonar la Sinfonía número 9 de Ludwig van Beethoven acompañado de la voz de la soprano surcoreana Jo Su-mi.
A su llegada a Corea del Sur el pasado martes, el director se mostró ilusionado con la iniciativa y dijo que le hubiese gustado que tanto surcoreanos como norcoreanos pudieran disfrutar de las notas de una sinfonía que pone el cierre a una gira de seis días en el país asiático.
Imjingak, desde donde se puede avistar Corea del Norte, un país casi totalmente aislado de su vecino del Sur, se ha convertido en un parque temático sobre la paz y la reunificación de las dos Coreas, separadas por una guerra que devastó el país entre 1950 y 1953.
Las altas temperaturas y el alto índice de humedad que se registraron durante el concierto no impidieron que se abarrotara el recinto, con varios centenares de asistentes completamente entregados a la orquesta.
Los músicos actuaron de manera distendida en contraposición con la tensión que se respira a pocos metros del lugar, rodeado por torretas y puestos militares de vigilancia.
Una de las asistentes, Choi Areum, dijo a Efe tras el concierto que se sintió “muy agradecida con el maestro” por haber venido a la península coreana, en una actuación que “tiene un profundo significado para ambos países, para que avancen hacia la paz y la reunificación”, aunque, recalcó, “es un asunto muy complejo”.
Este lunes Corea del Sur celebró el 66 aniversario de su independencia de la colonización japonesa (1910-1945), aunque tras su liberación el país se vio abocado a una guerra entre dos bandos: el apoyado por Rusia y China y el respaldado por Estados Unidos y 15 naciones bajo la bandera de Naciones Unidas.
La WEDO, que en 2002 se estableció en Sevilla gracias al apoyo de la Junta de Andalucía, ha traído a esta zona su ejemplo de convivencia, ya que en ella trabajan músicos palestinos e israelíes, además de una veintena de españoles.
Un proyecto que les ha permitido organizar conciertos tan significativos como el ofrecido en la ciudad palestina de Ramala en 2005, con el apoyo del Gobierno español que concedió pasaporte diplomático español a todos los componentes de la orquesta.
Nada más llegar a Corea del Sur el maestro, de 68 años de edad, dijo que “la música por si sola no puede resolver los conflictos, pero tiene la capacidad de unir las pasiones de la gente” y facilitar el diálogo.
Durante su estancia en Corea del Sur, Barenboim recibió la noticia de que un grupo de instituciones argentinas le postularán en un acto que tendrá lugar en Buenos Aires el 17 de agosto para el Premio Nobel de la Paz por su trabajo a favor del entendimiento entre pueblos.