Aunque natural de Barbate, Josefa Mendoza lleva muchos años residiendo en San Roque, y lleva 10 años viviendo en la Residencia, que administra la Fundación Mensajeros por la Paz.
Pese a su edad y a su limitada movilidad, Josefa participa activamente en cuantas actividades se llevan a cabo en el Asilo y destaca por su buena memoria y su jovialidad.
La fiesta de cumpleaños se llevará a cabo a partir de las 16.30 horas, y Josefa Mendoza soplará las 100 velas de una tarta y recibirá varios obsequios.
Curiosamente, este cumpleaños coincide con el también centenario de las obras de reforma llevadas a cabo en el Asilo, lo que se festejará en unos meses.
Según el cronista oficial de San Roque, Antonio Pérez Girón, el edificio del Hospital de Caridad y la Capilla de Nuestra Señora de la Visitación fueron construidos en 1776 y reconstruidos en 1909. La primitiva obra fue iniciativa de la Hermandad de la Caridad y el esfuerzo del teniente general Miguel Porcel Manrique, Conde de las Lomas, quien murió en 1795 y cuyos restos descansan en dicha iglesia.
La citada hermandad, heredera de la existente en Gibraltar hasta la ocupación por los ingleses, inició su labor en una casa de alquiler donde comenzó a atenderse a los enfermos desvalidos y, a través de un torno, a recoger a los niños expósitos. Luego adquirió un total de cuatro casas y varias chozas con amplios corrales al objeto de levantar el edificio.
Procesión
El 27 de octubre de 1776 se llevó a cabo una procesión presidida por el párroco Gregorio Guerra para la colocación de la primera piedra, que era portada por cuatro hermanos de la hermandad. Fueron padrinos de la ceremonia el mariscal de campo de los Reales Ejércitos y comandante general del Campo, Joaquín de Mendoza Pacheco, y el corregidor Ramón Gabriel Moreno.
El reglamento de esta hermandad fue aprobado el 8 de febrero de 1779 por el obispo Juan Bautista Cervera.
Durante muchos años tuvo a su cargo los enfermos pobres y crianza de niños expósitos de San Roque, Algeciras y Los Barrios. Se mantenía de limosnas diarias callejeras, rentas de las fincas del antiguo Hospital de la Misericordia de Gibraltar, arbitrios, festivales taurinos, subvenciones y préstamos del municipio, recaudaciones de indultos de abstinencia, entre otros.
Las dificultades económicas fueron una constante durante toda su historia, siendo la situación deplorable tras la invasión de los franceses. En 1864 el Ayuntamiento notificó al Vicario Capitular de Cádiz el estado ruinoso de la iglesia.
En 1908 el edificio se hallaba arruinado, tomando la iniciativa para su reedificación el párroco Manuel Aranda Ureba, quien contó con la cooperación de los vecinos, dispuesto a no perder este fundamental servicio a los más necesitados.
El edificio, una vez acabadas las obras, fue entregado para su asistencia a las Hijas de la Caridad, siendo superiora sor Ángela Arroniz.
Cuando el padre Aranda Ureba se marchó en 1910, todo el pueblo salió a despedirle, no faltando protestas por su cambio de destino.
A las Hijas de la Caridad la sustituyeron las franciscanas del Buen Consejo, a las que oficialmente se les hizo entrega del edificio el 1 de abril de 1913. En el acto estuvo presente el alcalde constitucional Andrés Cano de Sola. Desde entonces, y hasta el año 2001, en que dicha orden estuvo al frente del establecimiento, las franciscanas realizaron una gran labor, atendiendo el Hospital de Caridad y la asistencia a los ancianos del municipio.
Tan sólo en 1931 se atendieron a tres mil personas, a las que habría de sumarse las asistencias domiciliarias. Según recoge el libro Historia de la Congregación. Franciscanas del Buen Consejo, editado en Madrid en 1987, las religiosas de San Roque, “vivieron momentos muy duros, particularmente, en los tiempos de la guerra civil y de la posguerra. Para subsistir tuvieron que mendigar todos los días por calles y campos, no sólo de San Roque, sino de toda la comarca”.
Actualmente, mediante convenio con el Ayuntamiento de San Roque, la Asociación Mensajeros de la Paz es la encargada de gestionar la Residencia de Mayores, que a lo largo de estos años se ha convertido en la institución más querida por los sanroqueños.