En unas breves declaraciones tras su encuentro con los legisladores republicanos y antes de otra reunión con los senadores de ese partido, Obama admitió que el plan no va a recibir “un apoyo al ciento por ciento”.
Aun así, dijo creer “que a todos les pareció bien” que estuviera dispuesto a explicar cómo piensa aplicar el plan de estímulo.
Obama quiere lograr la aprobación en el Congreso del plan para el 16 de febrero. “Todos debemos dejar de lado el politiqueo y hacer lo que EEUU necesita”, sostuvo.
La Cámara tiene previsto someter a votación hoy el proyecto, dotado con cerca de 825.000 millones de dólares 625.000 millones de euros) y que Obama asegura que permitirá crear o evitar que se pierdan entre tres y cuatro millones de empleos.
Los republicanos se muestran escépticos sobre el plan, que consideran que hará poco por estimular la economía y que despilfarrará el dinero en proyectos cuya utilidad es poco clara.
En una breve rueda de prensa tras la reunión, el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, John Boehner, expresó el agradecimiento de los miembros de su partido por el gesto del presidente, pero indicó que persisten las diferencias.
Sí hay terreno común, matizó, en lo que respecta a la reducción de impuestos que incluye el proyecto, “sólo que nosotros no creemos que sean lo suficientemente amplios”.
También hay puntos de encuentro en algunas partidas de gasto, en las que el presidente, según aseguró Boehner, admitió “ciertas preocupaciones”.
Los republicanos “seguiremos perfilando el plan que los republicanos de la Cámara pretendemos presentar”, anunció.