Produce cierta vergüenza ajena observar el montaje que el equipo de Gobierno ha organizado, inventándose una feria de la vendimia, para intentar convencer a los portuenses de la utilidad de una pasarela, a pocos metros de un puente por donde pueden circular perfectamente automóviles y peatones. Nos tememos que, con la disculpa de unir la otra orilla, ya unida por el puente de San Alejandro, se esté preparando el terreno para futuros negocios privados sobre aparcamientos.
Pero, además de vergüenza, también nos produce indignación, porque esta inútil pasarela se ha llevado por delante más de un millón trescientos mil euros, tan necesarios para satisfacer necesidades urgentes de la población que a duras penas está sobreviviendo a esta crisis. Por esa pasarela veremos desfilar permanentemente a 17 ancianos y 16 trabajadoras del recién cerrado piso asistido; pasarán también por ella trabajadores y trabajadoras de las contratas, recortadas por el equipo de Gobierno, que han ido al paro o se han tenido que rebajar los sueldos; así mismo la recorrerán todas las asociaciones solidarias que trabajan con los más necesitados y que han visto también recortadas las subvenciones del Ayuntamiento. No se quiebren la cabeza poniéndole nombres a esta pasarela, porque para nosotros ya está bautizada como la pasarela de la crisis.
El Foro Social está a favor de abrir la ciudad hacia la otra orilla del río, comunicándola por medio de pasarelas o de puentes. Sin embargo, no estamos de acuerdo con el momento elegido, en plena crisis, cuando el Ayuntamiento está tan necesitado de recursos para atender otras necesidades de la ciudadanía mucho más urgentes. Tampoco estamos de acuerdo con el lugar escogido. Nos parece el menos necesario de todos los posibles a lo largo del río, a no ser que en ese lugar se estén preparando otras actuaciones no declaradas y para las cuales sí sea útil la pasarela.
Invitamos a todos los ciudadanos de El Puerto a denunciar estas decisiones insolidarias y oscuras en sus fines. El PP y el PA se están acostumbrando en nuestra ciudad a utilizar, con demasiada frecuencia y sin diálogo alguno, la mayoría absoluta que poseen, y a intentar manipular a la opinión pública para que aceptemos sus injustas decisiones. Más pronto que tarde tendrán que sufrir las consecuencias.