Vendes algo? Esta frase debe sonarle a más de un jerezano si a lo largo de los últimos meses ha pasado por la acera de la tienda de una conocida cadena especializada en la compra-venta de artículos de segunda mano de la calle Medina. La pregunta no viene precisamente de los dependientes del interior del establecimiento, sino de los ciudadanos de nacionalidad rumana y africana que cada día se concentran en las inmediaciones del local. En un principio, como relatan comerciantes afectados de la calle, comenzaron un par de ellos, pero en los últimos meses la presencia de estas personas se ha multiplicado y durante el día, especialmente en horario comercial, pueden contabilizarse hasta más de quince fuera de la tienda y a lo largo de toda su área de influencia.
El problema, según denuncian varios establecimientos, es que su función no se queda únicamente en una mera cuestión de regateo, puesto que siempre intentan “captar” al cliente que intenta vender algún artículo a la entrada, o bien a la salida si todavía lo conservan. “Se ha corrido la voz y están aquí todo el día y entre ellos mismos se pelean cuando alguno le quita su espacio a otro. Aquí ha habido agresiones, dos mujeres la pasada semana de nacionalidad rumana se acabaron tirando de los pelos”, denuncia el presidente de Asunico, Manuel García, cuyos asociados de la zona no dejan de trasladarle quejas continuamente.
Tal como indican los comerciantes de esta zona, aparte de delante de las puertas del local de venta de segunda mano, a lo largo de la calle tienen varios coches con mercancía de dudosa procedencia, ya que sospechan que en muchos casos son robadas, y se cuidan mucho de que nadie, esto es ningún conductor o viandante les quite su sitio. “Son los amos de la calle Medina”, se queja García. “El otro día se presentó en la tienda una señora mayor con un ataque de nervios que se llevaba las manos a la cabeza porque los había visto a uno intentando vender una cámara de fotografía de última generación y tenía claro que ese artículo no podía ser de ellos”, relata otro comerciante.
El último episodio se producía el pasado miércoles cuando, según relatan testigos presenciales, un hombre mayor fue a aparcar su coche y tuvo que marcharse después de que estos ciudadanos se lo impidieran. “Empezaron a aporrearle el coche y a gritarle para que se fuera y el hombre por no tener problema se quitó de en medio”, critican.
Lo que más les preocupa es que cada vez se está corriendo más la voz y a plena luz del día la calle Medina, como señalan, se ha convertido en un “mercadillo” al que todo el mundo acude para vender sus cosas. “Esto es lo que nos faltaba con la crisis que hay; porque además de que es competencia desleal porque se ponen a vender delante de nuestras narices y en algunos casos sin saber de dónde han sacado la mercancía. Ya nos han llegado a nuestros oídos que no tienen ningún problema de llevar lo que han robado a esta tienda de segunda mano para ver que ofrecen”, relatan responsables de negocios de la zona. Recientemente, un ciudadano comprobaba atónito como el carrito de su bebé que hacía unos días se lo habían quitado, aprovechando un descuido, estaba allí para venderse
“Esto hay días que da miedo”
Cansados de tener que cruzar de acera cuando van con sus hijos y soportar estos incidentes, vecinos y comerciantes afectados se reúnen esta semana para tomar medidas. Están en pie de guerra y no están dispuestos a que esta práctica se cargue del todo la imagen de una calle tradicionalmente comercial donde algunos han tenido que cambiar sus hábitos por culpa de esta situación. “Esto a plena luz del día, a las cinco y media de la tarde, da miedo y si yo voy con mis hijos a esa hora andando por allí no tengo por qué decirles que miren para otro lado”, apuntan.
Francisco, de Viajes Difrán, está cansado de llamarles la atención porque se sientan incluso en su soportal de su negocio, sin contar con que constantemente entran y salen de su agencia como perro por su casa. “La calle está impasable. Ir al bar Jerez es una odisea y esto es malísimo para nuestra imagen porque ya van mal las cosas de por sí y vendemos poco como para que encima tengamos que aguantar esto”, se queja.
En la misma línea, en Mala Música, donde acaba la zona de influencia de estos grupos de “ambulantes” también se han hecho eco de este problema y saben que su presencia y el estar por detrás intentando cazar a los clientes de la firma de segunda mano afecta y mucho a la imagen de la calle. Una cirscunstancias que atribuye directamente al negocio que se instaló allí hace ya casi dos años. “Todo lo arrastra esta tienda, pero tampoco me consta que estén haciendo nada ilegal”, señala.
Otros comerciantes, que prefieren mantener su identidad en el anonimato, hablan de trapicheo de drogas “porque es lo que trae este tipo de ambiente” y por ello reclaman actuaciones por parte de las fuerzas de seguridad.
Los residentes de la zona están al tanto de la situación y preguntados por lo que piensan son claros: “Les encantan los móviles; pasa por ahí y comprueba cómo te preguntan si lo quieres vender”, Ciertamente es así y basta con pasar por la puerta del establecimiento de segunda mano y ni siquiera entrar para que te pregunten por tu móvil o por si quieres vender algo. El teatro Villamarta tampoco es ajeno a este problema y también ha dado sus quejas, ya que saben que esta situación va en detrimento de la percepción que se llevan sus clientes y el colectivo de turistas en épocas fuertes como el Festival de Jerez.
“El 092 también se tendría que mojar“
La Policía Nacional está al tanto del malestar que hay entre los vecinos y comerciantes de la zona, pero también admite que el problema “no tiene fácil solución”, señalan fuentes de la Comisaría Nacional de Policía. Este último verano ha habido patrullas periódicas de agentes, y los comercios así lo han constatado, pero creen que no es suficiente.
Desde el 091 insisten en que “se han tomado medidas” pero también aseguran que el trabajo no tiene por qué ser exclusivamente de estos efectivos. “Habrá que tomar medidas y se tendrá que mojar también la Policía Local. ¿Cómo?Pues al tratarse de un tema de venta ambulante requiriendo licencias e interviniéndole los efectos”.
En principio, como señalan desde la Comisaría, no tienen ninguna denuncia física de estos capítulos y son tajantes a la hora de descartar que en este punto haya trapicheos de droga.
Hay que tener en cuenta que el que se trate de personas de nacionalidad extranjera también da unas connotaciones especiales a estos hechos, dado que, como señalanlas mismas fuentes, a raíz de la última Ley de Extranjería los agentes no pueden identificar así porque sí a estas personas, ya que estarían infringiendo la norma.
La situación, como recuerdan desde la Comisaría, es similar a la que se vivía en la ciudad con los locutorios de la calle Descalzos y Mariñas. Por su parte, los comerciantes saben que estas personas “se conocen todas las triquiñuelas legales y se aprovechan de su condición de extranjero”, se quejan, impotentes de una situación que, según la Policía, tiene visos de poca solución a menos que los dos cuerpos pongan mano dura y minimicen al menos esta situación.
El caso del centro de Jerez no es aislado al del resto de España
Desde la dirección de Cash Converters en Jerez, sito en calle Medina, han declinado hacer declaraciones sobre esta denuncia. Eso sí, advierten que la presencia de grupos de personas de nacionalidad extranjera que intentan “cazar” a los clientes que se dirigen a vender un artículo de segunda mano a la tienda no es aislada y se repite en las distintos locales que la cadena tiene repartidas por el país. Afectarles, como asegura, les afecta como al resto de comercios de la calle Medina, aunque los dependientes también niegan que hayan sufrido algún incidente a lo largo de los casi dos años que lleva abierto este negocio de venta de segunda mano.
Asimismo, insisten en los requisitos que imponen a los clientes a la hora de vender cualquier artículo de segunda mano, dado que es imprescindible que el interesado se identifique, aporte DNI y rellene una ficha. De otra manera, no podrá hacerlo. Con la crisis, negocios como este han duplicado su demanda y ello explica que este negocio sea el que más actividad registre a cualquier hora del día, lo cual tampoco es visto con buenos ojos por parte de las tiendas de la calle, porque al fin y al cabo les salpica, al margen de que su actividad esté perfectamente regularizada. De hecho. algunos comerciantes más críticos creen que un establecimiento de estas características es más propio de un polígono industrial que de un casco histórico.
Y es que, aunque esta firma no tenga culpa directamente, muchos consideran que sus quebraderos de cabeza comenzaron desde que se instaló en la calle Medina, y han ido a más en los últimos meses. Además, es frecuente ver a estos vendedores “ambulantes” entrando y saliendo de este establecimiento, cosa que en la tienda llevan como pueden.
A la par, también son conscientes de que al igual que el resto de los comerciantes de la calle, ellos (por Cash Converters) también son los primeros perjudicados, ya que en algunos casos los clientes no llegan a entrar y ceden ante los precios que les ofrecen, ya que después de tanto tiempo casi controlan también los precios.