Táchenme de pueblerino, lugareño, aldeano, campesino, rural, rústico, paleto, grullo, provinciano o pardal, pero lo del Premio Ciudad de Jerez 2012 a la ciudad de Cádiz no lo entiendo, no lo comparto, no me gusta y hasta me da malas vibraciones. Las bases de los premios son bastante ambiguas, pero parece claro que se dan a personas o entidades que se han distinguido por su entrega a la ciudad durante el año en curso y que yo sepa Cádiz no ha hecho ni en este último año, ni en los últimos tres mil, absolutamente nada por Jerez.
Otra cuestión bien diferenciada es que el premio hubiese recaído, como indicó en su momento la alcaldesa, en FITUR, en La Pepa o, lo que es lo mismo, en la comisión organizadora del Bicentenario de la Constitución de 1812. Tampoco lo asumí cuando lo adelantó, porque en los actos propios de esa conmemoración Jerez no ha tenido arte, ni parte, no se ha comido ni un trozito del pastel, pero por su significado, solo por eso, hasta lo hubiese podido entender mínimamente.
Pero darle un premio a Cádiz como ciudad es algo que me da el pálpito que va más allá de la auténtica realidad de estos premios del día patronal de San Dionisio. ¿Qué significado tiene la presencia de la alcaldesa gaditana, Teófila Martínez, en un día jerezano por excelencia? ¿A qué va a venir, a decir de nuevo que el aeropuerto de Jerez debe llamarse Jerez-Cádiz, como ya indicase en su día? Este tipo de cuestiones pasadas es lo que me da pavor auténtico.
Que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid se estrechen tanto las relaciones que terminemos perdiendo nuestra propia identidad, como en su momento se perdió la sucursal del Banco de España, por la que nadie luchó en Jerez; o como se perdió la opción de que alguna de las muchas delegaciones de las consejerías andaluzas tuviesen presencia efectiva en nuestra ciudad o como a Jerez se le ha estado esquilmando en el tema universitario o como nadie desde Cádiz, por ejemplo, ha venido a colaborar para que la Escuela de Relaciones Laborales no se pierda. Cádiz como ciudad, tan vecina como lejana en las formas y en los sentimientos, no ha hecho nada por Jerez y el premio es incomprensible.