Ni en la peor de las pesadillas. Haciendo honores al título de la filmografía clásica dirigida por Henry Selick, 'Pesadillas antes de Navidad' es lo que sufrió el Sevilla antes de partir para reflexionar en estos días de asueto. La tan dura como inesperada derrota en Anoeta ha despertado a fantasmas de un pasado no tan lejano pero ya olvidados por Nervión.
La realidad, para muchos tapiada por la siempre recurrente elocuencia de "es que no entra la pelotita", dicta que el descenso está al canto de un duro. Cuatro puntos separan el ser o no ser. Seguir creciendo o hundirse en la miseria. Pero lo que realmente obliga es a olvidarse de mil milongas sobre estar en Europa y centrarse en el peligroso objetivo de salvarse de la quema.
El Sevilla necesita un revulsivo. Fuera de todo papel extradeportivo, que no es poco y que probablemente influya en demasía en los resultados del equipo, el que no puede continuar es Míchel. En primer lugar, porque ha demostrado, además de ratificarlo él mismo en sala de prensa, que no encuentra la solución a los problemas, a pesar de que reitere la intención de seguir trabajando para encontrarla, pero así el camino se puede convertir en una auténtica pendiente hacia el infierno. Y segundo, porque el equipo ya es incontrolable. Derrota tras derrota, sin equipo y con sustituciones erróneas, el balance de un técnico sentenciado, aunque no ajusticiado, fundamentalmente porque no hay dinero ni para finiquitarle.
Por otro lado, que nadie se engañe. El Sevilla está obligado a vender. A los futbolistas ya se les deben varias mensualidades atrasadas y la cosa mal pinta para cumplir la palabra de pagar el débito antes de que finalice enero. Pero claro, tal y como está la situación, vender a Negredo, Rakitic o algunos de similares cualidades se convertiría en una auténtica tragedia. El Tottenham previsiblemente aprovechará la necesidad por la que pasan los nervionenses y si el gol va depender de Babá mejor que vayan firmando ya la sentencia final.
La institución está rota. El 97% de los accionistas apoyan la gestión de José María del Nido, pero más de 20.000 sevillistas cantan ya al unísono en contra del presidente. Además, el letrado se enfrentará el próximo año al que será previsiblemente el momento más duro de su carrera. Para febrero está previsto se dé a conocer por parte del Tribunal Supremo el señalamiento de su condena de cárcel en primera instancia, lo que marcará el devenir de la entidad.
Así que varios y complejos frentes abiertos en unas fiestas de escaso ánimo para los profesionales del club nervionense. El filo de la navaja termina por cortar.
