Un tranvía a ninguna parte

El futuro del sistema tranviario sigue en el aire y no sólo porque no se vislumbre la posibilidad de que una empresa se haga cargo de la explotación del servicio, sino porque como paso previo a cualquier avance es imprescindible que Ayuntamiento y Junta se pongan de acuerdo en lo fundamental, que no lo están, y este es en el fondo el verdadero problema. Va a hacer dos años que de mala manera, aunque mediara una discutible decisión judicial, se ponía fin al periodo de pruebas que estaba funcionando satisfactoriamente, tanto que parece que fue eso lo que provocó airadas reacciones que a la postre lo que han venido es a hipotecar el futuro de un sistema tranviario que ha sido protagonista durante todo este tiempo a pesar de que el servicio no existe y todo lo que se sabe de él es pura teoría, y lo que puede haber de informes y auditorías que pudieran infundir confianza se han silenciado por completo, eso sí, en nombre de la transparencia, que es a la que ha apelado el Ayuntamiento al referirse a este esperpéntico culebrón. A estas alturas, a unos días del cumplimiento de la garantía, Junta y Ayuntamiento, que van a reunirse el 17 de abril, no han movido sus posiciones un milímetro, tanto que da la impresión de que, aunque por causas diferentes, las dos administraciones abominan del dichoso tranvía, la obra realizada en menor espacio de tiempo, antes que las grandes prioridades de Jaén, con más de cien millones de euros enterrados y que, una vez más, como depende de la voluntad de los políticos, parece estar sentenciada.