Un Domingo de Ramos sin ver a Jesús en su Entrada Triunfal a lomos de la burrita, no es un Domingo de Ramos. La cofradía de los niños, de la Alameda, de ese marco incomparable para revivir el gran momento de ver a Dios entrando en Jerusalén.
Las familias de Cádiz recuerdan a los hebreos que recibieron al Señor con todo lo que tenian, agitando palmas, olivos y extendiendo sus ropajes en el suelo para que Jesús entrara con todos los honores que merece.
La 14.30 horas asomó la primera Cruz de Guía de la Semana Santa de Cádiz por el dintel de la Iglesia del Carmen, dando paso a un reguero de penitentes portando palmas. 15 minutos más tarde, el paso de misterio salía comandado por los hermanos Martín y acompañado musicalmente por la Agrupación Musicial Polillas. El Señor de la Paz estaba especialmente bello, no en vano se puede decir sin miedo a equivocarnos que Cádiz tiene uno de los misterios más bonitos de toda Andalucía. El pregonero de la Semana Santa de Cádiz de este año, el periodista Juan Manzorro Burguillos, fue el encargado de dar la primera levantá. A continuación, el cortejo que antecede a la Virgen del Amparo, que este año lució un callejero de marchas exquisito, interpretado por la Banda de Música Pedro Álvarez Hidalgo de Puerto Real. La Virgen estaba preciosa y llamaba la atención la candelería del paso de palio, por la perfección en su colocación y la calidad de la cera rizada.
Especialmente emotivo fue el momento que los gaditanos pudieron vivir en la calle Vea Murguía, al pasar por la capilla de la Hermandad, a los sones de las marchas Oración Gaditana y Jesús de la Paz.
La Hermandad de la Paz volvió a ser la encargada de inaugurar la Carrera Oficial, estrenando la entrada de los cortejos procesionales en la Catedral, por lo que fue la encargada de pedir la venía: “Portones, alzad los dinteles, que se abran las antiguas puertas, va entrar el Señor de la Paz”. Cádiz tuvo mucha suerte con su Domingo de Ramos, ya que en otros puntos de la geografía andaluza hubo problemas para que las hermandades pudieran realizar su estación de penitencia. Especialmente doloroso fueron los casos de Málaga y Almería, las capitales más castigadas por la lluvia.
