¿Dan sol, no? Es la pregunta del millón de los hosteleros del centro desde la barra cuando a una semana para que Jerez albergue el Gran Premio de España de Motociclismo se le pregunta por sus expectativas de cara a esta cita. Teniendo en cuenta que las lluvias les aguaron la última edición de la motorada pese al despliegue de actividades y conciertos en directo programados por el Ayuntamiento –que este año se reducen considerablemente- su preocupación por el tiempo es entendible. Sin embargo, las opiniones en las barras de los bares del centro están divididas. Los hay optimistas y con ganas de que llegue el que hace unos años era uno de los fines de semana más fuertes del año, mientras que a pocos metros otros piensan que al centro “se lo cargaron” con las restricciones del controvertido Plan de Tráfico del PSOE tras las muertes registradas el año antes y que estas circunstancias, sumadas a la crisis, hacen casi irrecuperable el ambiente de entonces.
Para empezar, aún haciendo buen tiempo, el llamamiento de los establecimientos consultados por este medio es casi unánime: las motos siguen estando “lejos” de sus dueños. “Dicen que se abre el centro a los moteros, pero el año pasado la Policía Local se ponía en la rotonda de Los Casinos y de ahí no podían pasar con sus motos”, señalan desde el bar Barbiana, en la Plaza del Banco, uno de los puntos fuertes de este año ya que acogerá los conciertos la noche del sábado. En la calle Consistorio, desde el Bar Adeli le dan la razón, pese a que a falta de que se concrete, habrá aparcamientos habilitados para las dos ruedas en Porvera y Alameda Cristina. “Se han acostumbrado (por los moteros) de que en el centro no pueden entrar con sus motos y parece que el Ayuntamiento todavía no se ha enterado de que el motero lo que quiere es estar sentado tomándose algo y viendo su moto y por eso algunos ni siquiera se molestan en entrar y se van a otras avenidas donde sí han podido hacerlo estos años, como Álvaro Domecq, México o la de Arcos”. Muy cerca de este negocio, en el bar Los Naranjos, frente al Ayuntamiento, también tienen claro lo que, a su juicio, sigue fallando en la organización de la motorada. “Por mucho que se abra Jerez si el motero no tiene la moto al lado se va y nada más que vea al Policía con la valla al lado se va a dar la vuelta y no se va a molestar en preguntar”.
La falta de información y de cartelería para ir ambientando la ciudad a una semana para que se convierta en la capital de las dos ruedas también se echa de menos pese a que después de tantos años el sector tendría que estar más que acostumbrado. “Nadie ha venido aquí a informarnos de nada”, sentencian más de uno cuando se les pregunta. Y nada de tirar la casa por la ventana, que la cosa no está para eso. En general, estarán a verlas venir, y si tienen que tirar de “extras”, como suele decirse para referirse al personal no habitual de la plantilla, lo harán de una o como mucho dos personas, al igual que con las previsiones. Como dicen, son “muchos palos” y después de la Semana Santa última y un Vía Lucis que trajo más público al centro pero no todo el que quisieran, la mayoría no oculta su desengaño y el daño que entienden que se ha hecho a los moteros y en consecuencia al sector en todos estos años. “También se ha abusado mucho de ellos, cuando se les cobraba cuatro y cinco euros por un bocadillo, o tres por una botella de agua, y el aficionado lo tiene claro: soy motero, no carajote. Ahora entre que no hay dinero, que vienen menos que antes y que se van adonde han estado estos últimos años, la cosa está complicada, pero ojalá el centro se llene estos días, lo estamos deseando”, dice otro camarero.
La nota más negativa la pone la taberna Volapiés, en plena calle Larga. Ni siquiera llegarán a comprobar si este año el centro recupera su esplendor una vez que todo parece indicar que la climatología acompañará. “No vamos a llegar ni tenemos expectativas porque cerramos este domingo”. Después de un año en el que no han cumplido sus objetivos, es duro, pero no pueden esperar una semana más abiertos al público.
A unos pocos metros, la otra cara de la moneda son dos clásicos como La Maceta y el Gallo Azul. Buen ambiente en sus terrazas. En el primero su encargado es optimista y está seguro de que el centro sacará partida de este fin de semana. “Estamos en un sitio privilegiado y hace falta que haga buen tiempo y que les dejen entrar (por las motos), si esto funciona venderemos bastante porque es un fin de semana muy bueno para nosotros y se nota en toda la ciudad”, señala.
En el mesón El Cabildo, en la Plaza de La Asunción, otro de los puntos fuertes de la programación del Mundial, y en el tabanco de la Plaza del Banco, también están convencidos de que esta vez sí: la repercusión del Mundial será positiva para la zona centro. Son conscientes de que eventos como estos son los mejores ganchos para hacer caja, pero también que tienen que dinamizar el centro durante todo el año. Por esto este fin de semana los bares de la Plaza del Banco han iniciado su programación de conciertos en directo a las ocho de la tarde de cada viernes y sábado. Salvo el paréntesis del fin de semana próximo de las motos y del de Feria, las actuaciones se sucederán cada semana. Mientras tanto, en el seno de las asociaciones de comerciantes Acoje y Asunico, hay posturas para todos los gustos. Los primeros no ocultan su malestar con el Ayuntamiento, por no haber contado con ellos para planificar las actividades, mientras que los segundos creen que todo lo que se haga en el centro “bienvenido sea”.