El 70% de los hijos de padres separados sufren problemas psicológicos y emocionales, así como el conflicto de lealtad (cree que falla a uno de los dos por intentar agradarles), según se desprende de las últimas estadísticas elaboradas por Mediante, el Centro Integral de Mediación y Atención a la Familia en Conflictividad. Tras cumplir nueve años funcionando, esta asociación (con sede en calle Velázquez 4, 1ºA) aboga por la familia como “el pilar básico de la sociedad” y por una intervención de profesionales cuando se producen conflictos en una pareja, ya sea por razones de violencia de género, alcoholismo, drogadicción, etc. Desde 2004 el centro ofrece asistencia psicológica, escuela de padres y madres separados, grupo de ayuda, talleres infantiles y asesoría jurídica, pero sin lugar a dudas el denominado Punto de Encuentro es el más demandado. Servicios que, como resaltan, contribuyen a reducir las denuncias en el ámbito de la familia en hasta un 80%.
Con una media de 250 usuarios al año de todas las clases sociales, el 70% de los cuales son mujeres, el Punto de Encuentro consiste en proporcionar un lugar neutral para la entrega y recogida de los niños o desarrollo de la visita en el centro cuando los problemas entre la expareja les impidan ponerse de acuerdo para cumplir el régimen de visita tras una separación o divorcio. De hecho, como explica directora de Mediante, Josefina Benítez, en el centro trabajan directamente con casos derivados de los juzgados de familia y de Violencia de Género, y su papel es esencial cuando hay una orden de alejamiento de por medio. Atienden desde niños recién nacidos -han pasado bebés con el cordón umbilical sin caer-hasta adolescentes. En este sentido, desde Mediante alertan del “desafortunado” incremento de víctimas de violencia de género, de ahí que sus intervenciones estén enfocadas a un carácter “integral y preventivo” promoviendo valores como el respeto, la igualdad, la solidaridad, y fomentando sobre todo el derecho de los niños a relacionarse con sus dos progenitores tras la ruptura de la pareja, sin que tengan que tomar partido por ninguno, uno de los errores más habituales en los que aseguran que suelen caer muchos de los matrimonios fracasados que recurren al Punto de Encuentro.
Pese a todo, el aumento de los conflictos familiares no es sintomático en las demandas de separación de pareja presentadas en los juzgados. Según Mediante, detrás de estas circunstancias se esconden principalmente motivos económicos debido a la crisis, así como el incremento de las tasas judiciales, lo que ha provocado que sí hayan aumentado las separaciones de hecho. En lo que respecta a violencia de género, los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre el número de asuntos de Violencia contra la Mujer tramitados por la vía civil y penal se mantienen estables respecto a 2010.
En cuanto al funcionamiento del juzgado, del total de los 1.272 casos registrados en 2012 (1.031 por lo penal y 241 por lo civil), 1.279 fueron resueltos (tanto de ese ejercicio como de otros anteriores) quedando pendientes 212. La cifra supone un incremento de poco más de 150 casos respecto a 2011, cuando en el Juzgado de la Violencia contra la Mujer ingresaron 1.117 asuntos, pero se aleja considerablemente de los 1.356 registrados en el 2010, cuando se resolvieron 1.476 y quedaron pendientes un total de 281. Unos datos que dejan entrever la agilidad con la que trabaja este juzgado pese a todo.
“La primera vez vine con pánico porque dejaba a mi hijo con tres meses, pero ya va todo bien”
Varios días a la semana decenas de niños en Jerez “cambian” de familia, de entorno, casi de forma automática en el Punto de Encuentro por unas horas, de ahí la importancia de la labor de intermediación que realiza el equipo de profesionales (psicólogos, monitores, trabajadores sociales). “La primera vez que vine aquí lo hice con pánico, con miedo y me fui llorando. Dejaba a mi hijo con tres meses con profesionales pero que para mí eran personas desconocidas, pero ahora dos años después gracias al centro las cosas me van bien y no me tengo que enfrentar ni a él (por su exmarido) ni a su familia. Aunque hago de tripas corazón cuando lo dejo, porque a veces llora, pero él dice que viene a la guarde. El testimonio de esta joven, que prefiere mantenerse en el anonimato, ilustra a la perfección la labor de este servicio a la hora de velar por el menor cuando hay una separación tormentosa de por medio. En su caso, con una orden de alejamiento de su exmarido tras sufrir malos tratos todavía hoy sigue siendo imposible que los dos hablen directamente por el niño. El caso de un padre de familia con un hijo adolescente y otro de 10 es aún más difícil. Apenas lleva meses siendo usuario de este servicio, pero ya ha conseguido que sus hijos le hablen, después de dos años sin casi verles. De momento, sus visitas son tuteladas y no puede sacarlos del centro.