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Lunes 11/11/2024
 

Sevilla

Huertos ecológicos y sociales en terrenos universitarios

La UPO convierte 1.250 metros cuadrados de su campus en huertos ecológicos y sociales. Estudiantes, profesorado y personal de administración y servicios gestionan los huertos urbanos de la Olavide

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  • Trabajo en el huerto -

El fenómeno de los huertos urbanos se instala en la universidad sevillana, concretamente en la Pablo de Olavida, y además, a pleno rendimiento. Los beneficios sociales, culturales, económicos, educativos y medio ambientales que generan este tipo de instalaciones no han pasado desapercibidos para la comunidad educativa de la UPO, una actividad demandada por todos los públicos pero que en la Pablo de Olavide alcanzan ya los 1.250 metros cuadrados.

 “Desde que comenzó a gestarse el proyecto a principios de 2012 el interés de la comunidad universitaria ha sido enorme y ha sobrepasado todas las expectativas iniciales. Estudiantes, personal de administración y servicios y profesorado han hecho realidad este proyecto con un entusiasmo encomiable y ya hemos tenido ocasión de disfrutar de las primeras cosechas”, afirma Modesto Luceño, vicerrector de Estudiantes, Deporte y Medio Ambiente, en una nota de prensa distribuida por la propia Universidad.

El proyecto comenzó a gestarse hace ya más de un año cuando un grupo de profesores propuso al vicerrector la creación de un espacio para instalar huertos ecológicos autogestionados en los que participaran todos los miembros de la comunidad universitaria que así lo desearan. “Al tratarse de huertos autogestionados, desde el Vicerrectorado hemos favorecido que sean los proponentes y todos aquellos otros que se han sumado al proyecto los que tomen las decisiones y organicen tanto el reparto del terreno como las tareas. Eso sí, dentro de los principios de la agricultura ecológica, algo siempre fundamental, pero aún más en un campus con un elevadísimo índice de biodiversidad como el nuestro, en el que el uso de pesticidas o abonos químicos podría ocasionar graves daños a la flora y la fauna silvestres”, explica Modesto Luceño.

Así pues, los promotores de la iniciativa se constituyeron en asamblea, formada por 168 miembros que comparten la misma filosofía: la necesidad de crear un espacio abierto de encuentro entre la comunidad universitaria, más allá de las aulas, en donde sea posible, de manera práctica, la adquisición de conocimientos relacionados con el medio ambiente, la agricultura ecológica o la participación ciudadana. “Los huertos son un punto de encuentro donde se intenta trabajar en base a otro tipo de relaciones sociales muy diferentes a la estructura jerárquica de la universidad. Se trata de relaciones no mercantilizadas y lo más horizontales posibles en base a la participación, lógicas muchas veces muy apartadas de las dinámicas y quehaceres universitarios”, argumenta David Pérez Neira, profesor de la UPO y uno de los impulsores del proyecto.

La Universidad puso entonces a disposición de estos profesores los medios necesarios para hacer realidad la propuesta. “Se han dividido 1.250 metros cuadrados ubicados junto al Edificio Celestino Mutis en 43 parcelas de 35 metros cuadrados cada una, un terreno idóneo que estaba ocupado por una plantación de tuyas que no han prosperado debidamente”, explica Francisco José Fernández Martín, técnico del herbario de la UPO, cuya dedicación reconoce Antonio Luis Díaz Aguilar, profesor de la UPO y otro de los promotores del proyecto. “El trabajo por parte de los jardineros, especialmente de Francisco José, es excepcional, ya que han hecho una labor tan desinteresada como eficaz volcándose desde el principio con esta experiencia, desde mirar los terrenos para la ubicación de los huertos, las infraestructuras necesarias,  las legalidades a tener en cuenta o la preparación del terreno, entre otras muchas cosas”, afirma.

Ya está todo preparado: el terreno de los huertos diseñado y puesto a punto y los miembros de la asamblea divididos en grupos de 8 personas cada uno, de tal manera que dos grupos gestionan una misma parcela. “Empezamos cultivando solo productos hortícolas, productos de invierno y primavera y ahora estamos empezando a plantar los productos de verano. Ya hemos recogido lechugas y habas y actualmente estamos plantando tomates, pimientos y calabacines”, explica Rafael Cantillana, estudiante de Trabajo Social, quien además ha comenzado junto a unos compañeros a cultivar plantas medicinales de todas las partes del mundo “con el fin de redescubrir los tesoros que la madre Naturaleza posee para curar nuestras dolencias y para recobrar la salud”, afirma este estudiante. Así, inspirados en “La Dulce Revolución”, corriente cultural iniciada por Josep Pamies en Lleida que promueve las terapias naturales, están cultivando plantas con propiedades curativas como stevia, kalanchoe, pericón, altabaca, tomillo o poleo.

Además de profesorado y estudiantes, el personal de administración y servicios también participa en esta iniciativa abierta a toda la Comunidad Universitaria. “Es estupendo poder participar en este proyecto y disponer así de los medios necesarios para gestionar nuestro propio huerto. Formamos un grupo que colabora con entusiasmo y de manera desinteresada, con el objetivo de adquirir conocimientos y técnicas de cultivo”, afirma Ángel Monteseirín, personal de esta universidad que a su vez destaca el valor ecológico de esta iniciativa, “es muy gratificante ver cómo podemos transformar el medio ambiente y obtener resultados que además puedes compartir y saborear”, afirma.

Otro de los promotores del proyecto es el profesor Raúl Puente Asuero, quien cuenta con experiencia en los huertos del Parque de Miraflores y que en 2010 recibió un premio de investigación sobre los huertos urbanos de Sevilla.  “Los beneficios de tener huertos urbanos en nuestra universidad son incuestionables. Se trata de una práctica saludable tanto de tipo psicológico como físico, que también tiene beneficios sociales, ya que los hortelanos de la Comunidad Universitaria se integran y se relacionan con otras personas, aumentando con ello el espíritu de colaboración, el trabajo en grupo y la solidaridad.  Y por su puesto es una práctica educativa, pues combina el ocio y las actividades lúdicas con el aprendizaje de conceptos ambientales”, afirma este profesor.

Pero este proyecto no ha hecho más que empezar. Y es que los huertos ecológicos de la Universidad Pablo de Olavide tienen un prometedor futuro, ya que de los 1.250 metros cuadrados actuales el terreno podría ampliarse hasta 4.000 metros cuadrados. “Dada la alta demanda, estamos estudiando la posibilidad de ampliar el terreno para que puedan participar un mayor número de personas. De hecho, profesores del Área de Antropología Social me acaban de hacer una propuesta novedosa y que me ha parecido muy interesante: la adecuación de nuevos terrenos para el cultivo ecológico de variedades hortofrutícolas andaluzas nativas y ya poco comunes, en algunos casos, incluso a punto de desaparecer. Algunas de dichas variedades proceden de la época árabe y, dada su rareza actual, el nuevo espacio podría convertirse en un referente para su protección”, explica Modesto Luceño.

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